COMENTARIO DEL DÍA.

En cada sitio tienen sus costumbres alimentarias: Aquí en Valencia hacemos cinco comidas al día; a saber: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena. Yo me apunto a todas pero esto no significa que no lleve una dieta completa, ya que de lo contrario el ácido úrico, el colesterol y los triglicéridos se disparan, y hay que comer con conocimiento y talento. Entre las cinco comidas no suelo picar, a no ser que la hambruna me desencaje la boca, y en esos casos bien sea antes de las comidas o las cenas me veo forzado a hincarme dos empanadillas de pisto, media docena de croquetas y medio litro de Coca-Cola. Y luego como me acuesto muy tarde, para el resopó que decimos por aquí me hinco un vaso de leche, y dos tostadas con aceite, y eso sí; ya hasta por la mañana sobre las cinco de la madrugada no pruebo ni gloria. A esas horas el insomnio ya me la ha jugado y la visita a la cocina es indispensable; “cae lo que pillo que no es poco”, porque si el insomnio se cree que me va a ganar la guerra quitándome las ganas de comer ya va listo.   Lo viernes ya me paso un poquito, y después del desayuno y antes del almuerzo, caen cuatro churros o porras como las llaman por otros sitios con un tazón de chocolate. Pero en fin como digo, llevo una alimentación sana y equilibrada. Tengo un poco de panza, pero es por culpa de la dispepsia y de los putos gases.