MIS FRASES SENTENCIAS Y OTRAS OCURRENCIAS.

El Kama Sutra ha arruinado la vida de media humanidad: fractura escapular, fractura costal, fractura sacra y fractura coxígea están a la orden del día. Para chingar sin riesgos como lo hacía mi abuelo; encima de una tinaja y con los pies en el suelo.

Te miro  el canalillo y ardo como una tea y mí canario canta aunque haga un frío que pela.

Que descanse en paz se le dice a los muertos; sólo faltaba que hasta muerto te anduvieran jodiendo.

Los informativos de las televisiones estatales son engañabobos porque mande quien mande los manipula el Gobierno.

Siempre que me hacen un regalo procuro emocionarme y si me pilla en un día sensible hasta lloro. El método es infalible y así tengo garantizado que detrás de ese regalo vendrá otro.

Cuando estoy muy excitado me tomo un antidepresivo, ya no doy tantos brincos  pero el caldeo va a más.

No me gusta el olor del incienso pero cada vez que veo una procesión me aproximo todo lo que puedo al incensario, porque el humillo me coloca y acabo marcándome unos pasitos.

Soy una persona muy sensible cualquier situación me conmueve pero tengo el problema que si me compunjo me da por ventosear. 

Lo que más me gusta de la Nochebuena es la Misa del Gallo; ver a mi amigo el cura repartir polvorones entre las viejas cuando termina la ceremonia, y ver cómo éstas le chupetean las manos me embarga de alegría.  

Hace tiempo que me persigue una alienígena fémina pero yo no estoy por la labor de sobar un chocho de plástico.   

Las protectoras de animales pretenden hasta suprimir las fieras de los circos: será para que los niños no aprendan como se dominan las fieras y hagan con ellos lo mismo.

En la cocina del ejército fui soldado de élite; nadie le arrancaba la cabeza a las sardinas ni les sacaba las tripas como lo hacía yo.

Salvo excepciones la infancia es la etapa más feliz de la vida. Con la adolescencia ya comienzan los problemas, y cuando nos convertimos en adultos uno mismo es el problema.

Cuando pretendo conseguir algo me comporto como un niño malo y hago pucheritos para que la gente me diga: qué te pasa cariño.

Soy un pobre diablillo sin maldad ninguna; soy como una florecilla silvestre temblando de miedo por si la pisan: pero ayayay  como me toquen los cojones.

Soy como una bandera que no se inclina ante nada ni ante nadie: pero no por orgullo, ni chulería ni prepotencia sino porque tengo la espalda hecha una mierda.  

Soy más hermoso que un negro tocando una pandereta en la Plaza Roja de Moscú en el mes de enero a las tres de la madrugada.   (Y con estos tres últimos soy ya me despido por hoy).