MIS FRASES SENTENCIAS Y OTRAS OCURRENCIAS.

Las patricias romanas para dar la bienvenida a los centuriones que regresaban del campo de batalla se rascaban la almeja.

Si una mujer se casa con un anciano por su dinero tiene: dinero, viejo y babas. Y si un hombre se casa con una anciana por su dinero tiene: dinero; y una vieja con el chocho como una uva pasa.

Un antiguo proverbio chino dice que: “Quien cabalga sobre un tigre no puede bajarse de él cuando quiere”. Nos ha jodido: Y quien monta en bicicleta sin frenos y cuesta abajo tampoco.

Ya me va costando trabajo hacer “el salto del tigre”. Ahora hago “el pase trinchera” y “el afilador”. No voy a revelar el secreto de las posturas hasta que no las patente, y formen parte de unas de las posiciones más golosas y fogosas del Kama Sutra.

Los favores son como el dinero prestado el cual sabes que tienes que devolver; así que si no estás por la labor no los pidas.

De rodillas se pueden hacer muchas cosas…..hasta rezar.

Si todos los hombres fuésemos desnudos, muchas mujeres harían la ola, y los tíos entre sí nos ruborizaríamos; pero no por pudor; sino por lo que les cuelga a unos y lo que nos cuelga a otros.

El otro día me dijo uno que todavía estaba a tiempo de labrarme un futuro, y le contesté: Yo estoy para que me recojan con unas parihuelas; a labrar te vas tú so cabrón.

Las guerras son horrendas terribles, pero desde principios de la humanidad y sin conflictos armados muchos hombres no hubieran conseguido la libertad.

Dice el refrán no poner las manos en el fuego por nadie; y estoy totalmente de acuerdo. Primero que las ponga otro, y cuando yo vea los resultados obraré en consecuencia.

Si todos tuviésemos el concepto de amor ciego que tienen las madres hacia sus hijos, seríamos perfectos. 

Cuando el perro le menea el rabo al dueño, es que está contento; y cuando el dueño se lo menea a la dueña, están contentos los tres.

Con dinero se puede comprar casi todo, y lo que no se puede subiendo la oferta todo es negociable.

No soy romántico, no nací con ese sentimiento soñador; y para volverme ahora tan novelero ya se me ha pasado el arroz.

Ya sólo voy a los entierros por compromiso: cada vez me resultan más sosos y aburridos. Al último que fui iba de tan mala gana, que cuando le di el pésame al hijo del difunto me equivoqué, y en vez de decirle “te acompaño en el sentimiento”, le dije; “te acompaño en el pensamiento”.

Desde que tengo un amigo cura, me he vuelto más humano y más caradura.

Soy feliz con lo que tengo, pero estoy dispuesto a recibir donativos del tipo que sean; preferibles monetarios.

He sacado cuentas desde el año que nací, y tengo justos los años que tengo.