COMENTARIO DEL DÍA.

Hacía muchos años que no tenía animales en casa, ya que sé lo mucho que se sufre cuando se mueren. De hecho en mi casa no entraba mascota alguna desde que mis padres  tuvieron dos perros grandes, y de esto ya han pasado muchos años.  Pero hace poco más de un mes, unos amigos de mi hijo Noé le regalaron para su cumpleaños  un hámster ruso. Lo hemos mimado como a un bebé, y estábamos todos muy contentos con el ratoncillo; yo lo bauticé como “rambete”, y el pobre hámster ayer se nos murió, lo cual nos llevamos todos un gran disgusto, a pesar de tenerlo solo un mes. Estos animales suelen durar hasta dos años o más, pero el pobre “rambete” nos ha dejado muy pronto. Supongo que al ser animales de laboratorio, y de ahí pasar directamente a la tiendas, ya tenía alguna enfermedad; igual, hasta lo apartaron muy pronto de su madre, ya que cuando los chavales lo compraron en la tienda de animales, les dijeron que tenía muy poco tiempo, y no es normal que vivan tan poco. Al animal se le veía contento y animado, y tenía un morrete de los más gracioso, hasta parecía ya que nos entendía, pero joder a pesar de tratarlo como a un marqués y de hacer lo que nos dijeron se nos ha muerto.  He llorado la muerte de  mi ratoncito “rambete”, y juro que no volveré a tener nunca más animales.