ORIGEN DE LA EXPRESIÓN GILIPOLLAS.

Quién no ha usado alguna la palabra gilipollas para descalificar a alguien. Gilipollas significa persona tonta, boba o idiota que dice o hace tonterías, persona con poco cerebro que expone ideas irrelevantes. La palabra gilipollas es la más usada en el lenguaje vulgar y ordinario, pero su origen real no tiene nada que ver con todo lo expuesto, aunque a través de los años ha pasado al lenguaje coloquial como sinónimo de insulto, aunque dentro de las palabras soeces o malsonantes por llamarlo de alguna forma, es de las más dulces y menos ofensiva. Hubo un sujeto hace muchos años llamado Baltasar Gil Imón de la Mota, que entre otros cargos relevantes fue alcalde de Madrid. D. Gil Imón después de atender a los problemas que su cargo de alcalde comportaba, se sentía obligado a responsabilizarse de sus deberes familiares como buen padre. Tenía dos hijas más bien feotas y con poca gracia, y se hacía acompañar por ellas a todos aquellos actos y saraos a los que, invitado como primera autoridad municipal tenía que acudir, y como las apariciones con sus hijas eran tan frecuentes preguntaban: ¿ha llegado ya D. Gil? -sí ya ha llegado D. Gil y como siempre viene acompañado de sus pollas-. A las jóvenes de antaño se les aplicaba el apelativo de “pollas”, que en el diccionario de la Real Academia Española llevan, como sexta acepción, figurada y familiarmente el significado de jovencitas; ( algo que hoy se ignora por mor del lenguaje) y que en la actualidad se ha vuelto recio y tosco: la “polla” de entonces es la “tía” que empleamos ahora, y las mentes malévolas sustituyeron el significado antiguo por otro de morbosas connotaciones aplicables al miembro viril. Así que gilipollas viene de D. Gil Imón y de sus solteronas hijas, a las que el alcalde mostraba en sociedad como oferta casaderas, algo muy normal en aquellos tiempos. La palabra original nada tiene que ver con tener poco seso y pensar con la polla, que es el concepto que se tiene ahora. Yo creo que gilipollas no se debe considerar como pequeño insulto, ni tan siquiera falta de respeto, ya que hay tantos y tan grandes que algunos hasta se sienten orgullosos de serlo.