Pepe
llevaba veintidós años trabajando en Australia, veintidós veranos
sin ver a su amada. Salió de Totana (Murcia) a los dos días de
casarse con Adelita, su novia de toda la vida. En Totana la vida no
era fácil y en Australia le ofrecieron un trabajo como capador de
conejos. Era de tal calibre la epidemia de conejos que azotaba
Australia, que las autoridades por decreto ley a las parejas que no
podían tener hijos, les endosaban una docena de conejos. Así que
Pepe no se lo pensó dos veces y con unas tijeras de cortar uva se
marchó a aquella lejana tierra a castrar conejos En aquellos años
cincuenta que uno le pegara dos lametones en una teta a la novia era
más difícil que encontrar un piojo bizco ya que la gente hasta que
no se casaba no mojaban. Así que Pepe y Adelita no eran la excepción
y estaban tan desnutridos de sexo, como hambre física pasaba un
maestro escuela. Y cuando ya podían desatar sus instintos carnales
y fornicar como los monos; mira por donde a los dos días de vida
matrimonial, se va al quinto coño a capar conejos, así que poco
tiempo le dio de mojar el churro, y a ella de que le regaran el
huerto. Era tal el tabú que había referente a la sexualidad que los
únicos que mamaban eran los bebés y había madres que mientras el
niño les mamaba, le vendaban los ojos de la vergüenza que pasaban. Pero como no hay mal que cien años duré, después de tantos años
fuera de casa, y de pasar muchas fatiguitas, ya que le salieron hasta
espolones como a los gallos de capar conejos, el bueno de Pepe
consiguió reunir un dinerillo, y le llegó la hora de volver a
Totana. El encuentro fue de lo más emocionante, ya que a pesar de
los años, y de estar los dos más viejos y arrugados que una pasa,
se seguían queriendo con locura. Cenaron en un restaurante muy cuco
que había a las afueras del pueblo, bebieron, charlaron y se las
prometían tan felices que todavía con el sabor a ciruelo que se
habían hincado de postre se marcharon corriendo a su nido de amor
para tener una noche de locura y desenfreno. Pero el destino les
deparaba una desagradable sorpresa y cuando estaban en el catre y
después de un rato largo de sobeos, baboseos, y chupeteos Pepe ardía
como una tea; le dio la vuelta a Adelita que la tenía panza arriba y
cuando se disponía a empalarla por detrás, sólo le dio tiempo de
emitir el sonido de la chicharra, cayó hacía un lado de la cama
como una muñeca de trapo y de ahí al puto suelo: A Pepe le había
dado un infarto y se quedó más muerto que Carracuca. Adelita con
todo el dolor de su corazón abandonó la postura perro, se acercó a
Pepe y cuando vio que ya era fiambre, le agarró el cachirulo con las
manos, le pegó dos sacudidas y exclamo entre sollozos: !Ay Pepe!...
“lo que más me duele es que tú no te has enterado ni yo tampoco”.
Feliz Navidad
Hace 17 horas
Qué dura fueron sus vidas.
ResponderEliminarY cuando la cosa iba bien encarrilada, zas, el cruel infarto que se lleva a tantas personas.
Besos, buena noche Rafa
Pobrecillos....
ResponderEliminartriste historia Rafa
ResponderEliminarabrazos
Es la versión levantina de "Maitechu mía".
ResponderEliminarUn abrazo, Rafa.
que duro mano...
ResponderEliminarabrazos
carlos
Rafa, uufff que cruel eres jajajajajaja pobrecito jaja y ella uuffflapobre mira que no probar un fizco ajajajajaj bueno gajes del vivir jaajajja besos desde mi brillo del mar muybuenoel cuento
ResponderEliminarPues creo que cuando la palman se quedan un buen rato con el chorizo tieso, podía haber aprovechado, ya puestos...jajaja
ResponderEliminar(Notese el sarcasmo)
Salud
En otra vida quizás...
ResponderEliminarSaludos.
Probeticos. Pero seguro que ya estarían cataos.
ResponderEliminarSaludos
Ni la Rocío Jurado le hubiese puesto una letra tan bonita a esta bella y triste historia de amor.
ResponderEliminarBesos, Rafeta.
Lo triste es que cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia, un abrazo!
ResponderEliminarCuánta lírica tienes ¡¡ Rafa.
ResponderEliminarUn beso.
Enhorabuena por ella.
Joeeer, que tendría que partirme de la risa pero es que es tristísima la historia...No, no no...Uff.
ResponderEliminarComo bien han dicho por aquí, que letra tienes Rafa.
Un abrazo!
Pobrecillos...qué mala fortuna!
ResponderEliminarBesos
NO se si reirme o llorar compadeciendolos.......
ResponderEliminarUn abrazo.
Heidy y Marco, no tienen nada que hacer con este relatonnnnnnn
ResponderEliminarJaja
Bss
Casi me haces llorar de la pena. Pobres, cuando vivían su noche loca se quedan sin saborear el final.
ResponderEliminarUn abrazo tocayo.
Que panorama...
ResponderEliminarSe nota que eran años cincuenta y no los presente, porque hoy en día tantos años alejados termina en divorcio y cada uno con su amante... y tan frescos.
Pero estos dos, que plan ;(
Besos!!!
Me he divertido a pesar del drama Rafa.
¡Vaya drama!!! Ya ves Rafa, a veces el amor es un asco. ¡Cuantas noches se perdieron por esperar!
ResponderEliminarBesos.
Joerrrr pobrecitosss.
ResponderEliminarUn beso.
Joder Rafa, lo que me pierdo por vago, por no venir a verte...jajajajaja...te lo juro que se me están saltando las lágrimas pero de risa, no lo puedo evitar a pesar del drama de esta pobre pareja...Genial tu relato, en serio.
ResponderEliminarPobre Pepe, después de toda una vida castrando conejos mira el premio que se llevó...jajajajaja..
Saludos
Menudo dramon...
ResponderEliminarCriaturas, sin catarlo se fueron, aunque igual Adelita tenia alguna posibilidad más adelante...
Por eso minor no reprimirse nunca, lo wir te llevas ya no te lo quita nadie.
Besos mediterráneos
Uff qué mal escribo desde el móvil. Mis disculpas.
EliminarQuería decir, mejor no reprimirse nunca y lo que te llevas ya no te lo quita nadie.