Él
entró en el bar; un bar que olía a queso rancio, se sentó en la mesa de la derecha, según se
mira desde la posición del retrete, miró de un lado a otro, y solo vio a un
borracho que de medio lado en la barra del bar, y tomando algo, balbuceaba
palabras sin sentido. Así que tocó las palmas para que le sirviesen, como si se
tratase de un palmero de Camarón de la Isla. Ella al oír el palmoteo salió de
un cuartucho, y detrás de ella un rosario de moscas; se acercó y le preguntó:
¿fumas?...y él le respondió, -no; no fumo, y aunque fumara no te iba a dar un
cigarro-, así que si quieres fumar, le pides a otro y te vas a la calle, pero
antes atiéndeme-; y ella le dijo; -vale, vale, ya veo que eres todo
simpatía- ¿qué quieres tomar?.. Y él
replicó: -tráeme un bocadillo de calamares y una cerveza-, y ella le preguntó:
¿los calamares con ajoaceite o sin él?... y él le contestó; - si vale lo mismo
tráelo con ajoaceite, y ella le dijo;-con ajoaceite, te tengo que cobrar, diez
céntimos más-, y él le respondió, -me parece un poco abusivo, pero en fin si
esos son los precios, me callo, y me lo traes sin ajoaceite que es más barato-.
Al cabo de unos veintes minutos tras una pequeña ventanilla que había es una esquina de la barra, y que daba a la cocina, un ventanuco que tenía más mierda que el culo de un mono, le depositaron el
bocadillo; ella cogió el bocadillo de calamares con la mano izquierda, y con la
derecha sacó del bolsillo un pañuelo negro, y empezó a sonarse los mocos, se
sacudió los dedos, y con paso cansino se dirigió a la mesa y le dijo a él; -aquí
tienes tu bocadillo, y ahora te traigo la cerveza, que solo tengo dos manos-. A
continuación fue por la cerveza y se la dejó en la mesa. Al cabo de unos minutos ella salió a la calle
a fumarse un cigarrillo que le había dado un borracho: un beodo que entró al bar
para ir al retrete a cagar, tropezó con
un escalón que había de cuarenta y cinco centímetros de alto, y se abrió la
cabeza, y el borracho que estaba apoyado en la barra de bar tomándose una
tila, al grito de: ¡A mí le Legión! llamó a emergencias para que se llevasen al
que había tendido en el suelo envuelto en un charco de sangre. Él se percató
del detalle, pero siguió sin inmutarse comiéndose su bocadillo de calamares y dando tragos de cerveza, aunque de vez en cuando se mojaba de saliva la mano y escupía.
Cuando acabó el bocadillo y la cerveza eructó como un borrico, y le dieron
ganas de mear, pero vio el escalón, y se
acordó, del que había visto tendido como una mierda, y optó por aguantar la
meada. De nuevo volvió a tocar las palmas, para que la camarera le atendiera:
Ella salió de la cocina, con el delantal remangado, y
rascándose el culo con la mano diestra, se dirigió hacia la mesa con andares de zombi;
¿ya estoy aquí que quieres?, -y él le dijo la cuenta-. Y ella le replicó;- nada
de postre, ni un café, o unas natillas de la casa-; y él le dijo: -para
natillas buenas las de mi abuela, así que saca la cuenta y no te enrolles más-
Ella lo miró con cara de asco, y se sacó
una libreta y un lápiz del delantal, sumó y le dijo:- cinco euros exactos y la
propina, y el bocadillo era sin
ajoaceite, antes de que me lo recrimines, y me digas que ya te la he
colado- y él le contestó:- de todas
formas me parece ¡caro coño!, así que la propina, que te la de, el borracho de
la barra; a regañadientes le pago y le dijo:- y además que conste que el
bocadillo tenía un pelo- y ella le contestó; sí, sí; es posible, no te lo
discuto porque la cocinera tiene “piojillo blanco” y se rasca mucho la cabeza-, y él respondió; -pues vaya que tía más asquerosa, esa cocinera; y ella le
replicó; “-anda, anda; arrea y tira ya para fuera y no me jodas más, que aún te
voy a dar de hostias hasta en el carné de identidad”, “que no hay que ponerse
así, por un simple pelo de la cabeza, lo malo es si fuera del chocho”. Y casi
al unísono se oyó desde el fondo del bar, una voz de ultratumba y con acento
carajillero que decía: ¡salgo, hay algún problema!.. Era la cocinera, y ella le
espetó a él; ¿qué; has oído el cante?.. Y el borracho que permanecía
tambaleándose en la barra del bar al oír tan amena conversación exclamó de nuevo ¡A mí la Legión!; él ya no
replicó, y meneando la cabeza y resignado, se fue agarrándose la polla porque se estaba
meando, pero se seguía acordando del borracho tendido en el charco de sangre
por culpa de puto escalón, y meándose vivo, salió del bar; miró de un lado a
otro, cruzó la calle y se perdió entre luces de neón.
Sonrisas (188)
Hace 1 hora
Jajajaja, Vaya que asco!, si lo sé entro más tarde pues acabo de comer. ¡Menudo postre con tu relato! jajaja.
ResponderEliminarMe he reído mucho con estas cosas que nos ofreces tan cochinas, jajaja.
Un abrazo Rafa, y no vayas a ese bar nunca:)
jajaja tu como siempre. Me encantan leer estas cosas bien marras...
ResponderEliminarAbrazos...
PD: el post anterior no te lo comento por razones obvias jajajaja
Carlos Alberto
El mejor en ese bar es el ambiente !
ResponderEliminarMe ha recordado a la escena más romántica de Romeo Y Julieta....
ResponderEliminarQue bonito Rafa, jajaja
Saludos.
Poco más no... bastante más. A mí me ha gustado mucho el relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajajjaa, qué asco, por Dios , jajajaja
ResponderEliminarBesos.
Jajjaj aghhhhhhhh escuché hasta el eructo, madre mía que ambientazo ¿eh? jajajaja.
ResponderEliminarUn beso.
"desde la posición del retrete" ya me ha dado la risa jajjajajaja. Eres tremebundo.
ResponderEliminarBesitos Rafa, buen findepuente
Seguro que era Torrente !!!
ResponderEliminarUna entrada un poco escatologica, pero te la has currao y nos has entretenido rato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una atmósfera de lo más acogedora...vaya panorama.
ResponderEliminarPero es un panorama que existe y tú lo has retratado.
; )
Besos y buen fin de semana.
Aggggggggggggggggggggg ¡qué asco! se me ha revuelto el estómago con sólo leerte, pero quería saber el final.
ResponderEliminarQué bioen lo cuentas, y con humor. Esos lugares existen. El sucio invade todo el lugar, faltó que le hubieras puesto para más asco, lasd cucarachas y las ratas, como las que pululan por aquí, en ciertos negocios populares, fuera de las de los politiqueros. Gracias por este buen humor, maestro Rafa. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarAscooooo! pero que parece que he estado ahí, eh??? huele a queso rancio!
ResponderEliminarjajaja Besos, Rafa =)))
Ja,ja, un lugar divino para ir habitualmente.
ResponderEliminarBesos
Amiro tu humor y tu hilaridad,es una gozada el leerte.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Que llamen a Chicote !!!
ResponderEliminarjajaja
muy bueno Rafa ¡¡
Un besito
jajajaja Que asco, como para comer un bocata de calamares ahora, un genial capitulo de novela negro-escatológica ...jajaja
ResponderEliminarSalud y abrazo
hola rafael vaya lugarcito para ir, jaja con lo escrupulosa que yo soy jajaja feliz finde besitosssss
ResponderEliminarAsí se escribe,Rafa, sin tapujos y llamando a las cosas por su nombre. Me he descojonado leyendote, buena forma de empezar el sábado por la mañana.
ResponderEliminarUn abrazo,"resalao".
Me rio y disfruto al máximo leyéndote Rafa.
ResponderEliminarEres un maestro del realismo puro y duro.
Me encanta!!!
Besooooo
Un lugar ideal para invitar a algún pijo:-)) Me ha hecho mucha gracia tu relato y el llamar las cosas por su nombre pues no es cosa de andar con "tapujos" Saludos cordiales
ResponderEliminarjajajaja, rafa, que asco ufff!!! me apetecía comer y se me han quitado las ganas, me encanta como escribes y expones tus ocurrencias, genial.
ResponderEliminarVengo tarde te pido disculpas, pero mi mama me ha necesitado, por una caída que ha tenido, está mejor, pero hay que estar más encima de ella.
Beso Rafa.
Te falto el olor de sobaco.
ResponderEliminarAbrazos
Este relato debería ser oficial para las escuelas de gastronomía. Así cualquiera se esmera por la limpieza y la salubridad.
ResponderEliminarAbrazos Rafa!!!
Bonito lugar describes,jajajaja abrazo
ResponderEliminarQué bien lo has detallado todo!!!!.
ResponderEliminarMe gustaría saber el nombre de ese bar tan encantador para pasar de largo. Jajaja.
Estupendo relato.
Un beso. Feliz fin de semana.
Rafa es un placer pasar por su blog buen fin de semana Saludos
ResponderEliminarHola Rafa uuufff porque ese final tan trágico vale y si estaba de lo mas ameno la conversa jaajja, esperaré un tiempo para pedirme un bocadillo de clamares jajajaja, muy bueno feliz finde amigo un beso desde mi brillo del mar
ResponderEliminarQue buen relato!
ResponderEliminarTodo esto pasa por la cantidad de advenedizos que hay en el sector de la hostelería, que no sienten la profesión.
ResponderEliminarLo lei saboreando el momento
ResponderEliminarsintiendo los gustos
y humeando el cigarro mientras tomo mi café con leche ...
A diario me asombras.
Como me asombro con los dias de mis dias
BESOOOO
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRECOMENZAR5 de diciembre de 2016, 13:56
ResponderEliminarTu relato tiene sabor
aroma
dolor
nostalgia y sinsabores tal cual es la vida a veces
Primer Premio
como siempre
compañero
Se me han quitado las ganas de ir a los bares, con lo bueno que son los bocadillos de calamares, un abrazo.
ResponderEliminarmuy ilustrativo, mi querido Rafa.
ResponderEliminarQue narrativa mas agradable.
No tomo y procuro hacer pipí en el momento mas oportuno(cuando me dan ganas) para evitar carreras.
Un gran abrazo!!
JAJAJAJA
ResponderEliminarMe has recordado un poquito a las tradicionales peleas navideñas que se montan cerca de la Puerta del Sol en Madrid para conseguir un bocata calamares. Incluso el antro más mugroso tiene gran clientela para el sorprendente plato tradicional madrileño XD
Un poquito de asco...
ResponderEliminarBesito
Diossss, Rafaaaa, que ascooooo
ResponderEliminarAdemás de eso o a parte de eso, no hay duda de que escribes sin pelos en la lengua, jajajaja
Será que no has entrado en un bar semejante #)0)§)
Besos.
Piojillo blanco ... Jajaj
ResponderEliminarTu sentido del humor non tiene limites.
Y tu capacidad para sorprender entre letras tampoco.
Mi abrazo
¡Madre de Dios! Rafa, vayas ocurrencias que tienes, no he potao de milagro, aún así, me lo he leído entero.
ResponderEliminarUn abrazo y me voy ya, porque ese olor a queso rancio va a acabar conmigo.
Rafa, a este paso te dan el Nobel de Literatura por este escabroso lenguaje que ni los mejores ac adémicos del mundo pueden mejorar...
ResponderEliminarNo vuelvo a comer un bocadillo de calamares en ningún bar, pensaré en el piojillo blanco, el olor a queso rancio, la mucosidad de la camarera... y solo faltaban los del ministerio de Sanidad para clausurar el Bar por falta de higiene.
Me has hecho reir y pensar como se te pueden ocurrir estas historias. Mis felicitaciones por tu ingenio.
Un abrazo.
Ángeles
Mi genial escritor
ResponderEliminarTu sentido del humor es tan bueno
Te mando un abrazo enorme desde una noche fresca de Miami hasta tu Tierra muchacho ....
Recuerdo que en alguna ocasión estuve en un bar así, la mesera se llamaba Petra y el cantinero era un gruñón de mil demonios.
ResponderEliminarAbrazos.
Te cuento soy de sagitario el jueves cumplo de nuevo Cumplo sueños
ResponderEliminarmomentos
deseos
ganas
pero no años
mil besos de domingo por la noche
Realismo sin magia.
ResponderEliminarUna nueva vertiente literaria que promete...
;)
Un abrazo grande, mi querido y leal Rafeta.
Llego tarde... pero lo tuyo no me lo pierdo ;)