He leído la noticia y no he pasado tanto miedo desde que Tejero entró pistola en mano en el Congreso de los Diputados. Monseñor Carlos Osoro arzobispo de Valencia, propone a los cristianos que si se retiran los crucifijos de las escuelas, se conviertan en crucifijos vivientes. Un tío crucificado colgado en la pared, por muy bien que se conserve cada veinte días hay que renovarlo sino cantará de la leche. Pero que no cunda el pánico; ya que la propuesta solo afectaría a los cristianos, cosa que después del susto inicial me ha tranquilizado.
ADIOS NOVIEMBRE
Hace 54 minutos
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