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martes, 19 de enero de 2010

ANÉCDOTAS TAURINAS.

Rafael Gómez Ortega “El Gallo”, también conocido como “El Divino Calvo”, además de ser uno de los grandes toreros de la historia era una persona muy perspicaz y avispada, con un gran ingenio que le permitía hacer uso de la palabra con una gran habilidad, sabía interpretarla con tal gracia y desparpajo que para sí la quisieran muchos intelectuales. Aquellos que tuvieron la ocasión de oír sus diálogos quedaron perplejos ante el pico de oro del gran maestro. Ante una pregunta irónica o indiscreta, él la rubricaba con una sabia respuesta manejándola con el mismo estilo que manejaba la muleta. En la obra El Cossio, se refleja un amplio anecdotario de conversaciones y comentarios de grandes genios de la tauromaquia recopilados entre otros por el ilustre escritor, periodista y crítico taurino D. Antonio Díaz Cañabate que a continuación paso a narrar.

LAS COSAS DEL “GALLO”.

Toreaba Rafael el “Gallo” en Madrid. En su primer toro hizo, además de su conocida “espantá”, una de las peores faenas de su vida torera. Llovieron almohadillas, y el público se hartó de gritarle.
Cuando el “Gallo” decaído por su suerte, volvió junto a la barrera, Vicente Pastor, que lo apreciaba mucho, se creyó obligado a consolarle. Y así, le dijo, con tal fin:
- ¡Hay que ver cómo está el público esta tarde, Rafael!... A lo que el “Gallo” le respondió con viveza:
- Para vosotros, colosal. ¡Ya los he “dejao” a “tos” roncos”.

DIVISIÓN DE OPINIONES.

Acababan de celebrarse las corridas de la feria de Córdoba. Rafael el “Gallo” regresaba en el tren a Sevilla. Durante el trayecto, en el pasillo del coche-vagón tropezó con un amigo que, desde Madrid, se dirigía también a Sevilla.
Tras saludarse efusivamente, recayó la conversación sobre las corridas de Córdoba. Fue el amigo preguntando al “Gallo” por la actuación de todos los diestros que en ellas tomaron parte, así como el juego que había dado el ganado. Al fin le dijo:
- Y tú, ¿qué tal has estado? ¿Qué opinaba el público de tu actuación? A lo que el “Gallo” contestó con seguridad:
- Pues, mira, de mí sólo sé decirte que las opiniones quedaron divididas.
- ¿Entre tú y el “Bomba”? – preguntó el amigo.
- No –respondió Rafael--. Que unos se metían con mi madre y otros con mi padre.

¡ENVIADLO A LA CÁRCEL!

Las reacciones de los públicos presentes en una plaza de toros son muy dispares y en ellas influyen una gran cantidad de factores: las faenas, el tiempo, el ganado...Por ello, a menudo se producen grandes manifestaciones de fervor popular en una plaza, tanto a favor como en contra.

En esta ocasión, pasamos a relatar una anécdota sucedida a Rafael Gómez El Gallo en Valladolid. Antiguamente, se tenía por práctica habitual anunciar seis toros para dos toreros.

Habiendo matado El Gallo el primero de su lote, no había tenido el ilustre torero mucha suerte y su actuación había sido más bien gris. En esto que un espectador comenzó a increparle duramente a la muerte del toro y gritaba:

  • A la cárcel, a la cárcel con El Gallo...
    A lo que Rafael, consciente de que aún le quedaban dos toros encerrados, respondió:
    - A la cárcel...¡ qué más quiesese yo con lo que me queda ahí dentro!

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