El cuadro de la Gioconda, o de La Mona Lisa una de las obras maestras de Leonardo da Vinci, y que desde el siglo XVI es propiedad del Estado francés y se exhibe en el Museo de Louvre, siempre ha sido una incógnita de los expertos e historiadores de arte, el porqué la modelo del retrato muestra una ligera sonrisa cosa que la verdad no entiendo; igual en aquellos tiempos la gente se reía poco o estaba mal visto posar con una sonrisa y que te inmortalizaran de tal guisa, ya que ahora ocurre todo lo contrario y ya sea bien en una foto, autorretrato, pintura etc nos hacen decir patata y alguna de esas chorradas para captarnos sonriendo y mostrar nuestro lado más amable. Puede ser que como digo los llamados seres del Renacimiento fueran más serios que el torero el Viti, que antes de lidiar a los toros los citaba en el juzgado. La cuestión es que el famoso óleo de Leonardo da Vinci pintado entre 1503 y 1506 de Lisa Gherardini, que era el verdadero nombre de la Gioconda está más de moda que nunca, ya que según el doctor Vito Franco profesor y científico de Anatomía Patológica de la Universidad de Palermo, ha llegado a la conclusión tras un estudio exhaustivo del cuadro de que La Mona Lisa sonríe en la pintura porque tenía el colesterol a tope, de hecho afirma que no se explica como debido a la acumulación de tantos ácidos grasos no le dio un infarto y la casco antes del retrato. Pero todavía hay más, y don Vito observando la pintura también ha descubierto que la modelo tenía un tumor benigno en el ojo derecho, o sea que la señora Lisa Gherardini además de no ser muy agraciada según el cuadro estaba hecha un derribo. Yo creo que a este doctor de tanto observar el cuadro le ha ocurrido algo raro, como al jesuita astrónomo del Papa que de tanto mirar las estrellas dice que cabe la posibilidad de que existan marcianos. Don Vito Franco ha estudiado a otros personajes, y por ejemplo de Miguel Ángel gracias a su aparición en “La escuela de Atenas” de Rafael, le ha permitido averiguar que el escultor, arquitecto y pintor del Renacimiento sufría de cálculos renales, como demostraría las rodillas hinchadas de la pintura. Y al último que le ha echado el ojo ha sido al “Retrato de joven”, realizado por Botticelli, el joven en cuestión podría sufrir del síndrome de Marfan, una enfermedad genética que produce un alargamiento inusual de la longitud de los miembros del que la padece. Yo indagando un poco por ahí he llegado a precisar que el monje Rasputín también padecía la enfermedad esa del Marfan ya que su miembro viril tenía la alzada de un garrote de un pastor soriano, y que su misil ruso Topol-M causó estragos en las orgías que participaba de las que era un gran aficionado. No digo medidas para no herir la sensibilidad de nadie, pero desde luego “pa vernos matao”.
ADIOS NOVIEMBRE
Hace 4 horas
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