Dice el refrán que en abril aguas mil. Muchas procesiones se han visto deslucidas por las inclemencias del tiempo, y otras ni tan siquiera han podido asomar al morro a las puertas de la iglesia. Mala suerte para cofrades y hermandades. Mi lectura final como carajillero observador de la Semana Santa, es que un año más la meteorología le ha ganado la partida al Credo.
EL HOTEL DE LOS LÍOS
Hace 1 hora
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