SEAMOS RESPONSABLES Y AYUDEMOS A LA FIESTA.

Todavía no han comenzado los festivos masivos de la temporada de los toros en la calle o “bous al carrer”, y ya se ha producido el primer percance, y con él, los primeros comentarios por supuesto nada favorables, ya que cualquier pretexto aunque exima la responsabilidad del festejo es valido y complementario para arremeter contra la fiesta. Una imprudencia por parte de un padre pudo haber acabado en tragedia. Los hechos han ocurrido este pasado domingo en la localidad de Monserrat durante la celebración de un festejo matutino. Un niño de 13 años y él propio padre fueron heridos por un toro. (Según la actual legislación vigente la ley prohíbe a menores de 16 años el acceso a recintos donde se celebren festejos taurinos). El padre y él hijo se encontraban en un cadafal cuando un toro arremetió contra los barrotes, doblando uno e embistiendo al hijo y al padre. Los responsables del festejo han manifestado que las autoridades locales y protección civil comunicaron hasta en tres ocasiones al padre que aquél no era el sitio idóneo para estar con él niño, a lo que él padre hizo caso omiso. El niño afortunadamente sólo sufrió un corte en la rodilla izquierda y magulladuras. Y él padre varias contusiones. Cada vez son más las trabas con las que tienen que hacer frente los festejos, como que para la irresponsabilidad de algunos sujetos impidan el ya complicado desarrollo del mismo. Estos accidentes lo primero que ponen en entredicho es la seguridad del festejo. Si las asociaciones y comisiones taurinas, pueden recibir fuertes sanciones por no acatar las ordenes y las medias de protección exigidas por la ley. Igualmente todo a aquél que incumpla las normas establecidas por la propia ley, deberían ser denunciados. Si el niño hubiese sufrido una seria cogida, ahora estarían removiendo cielo y tierra para buscar culpables y cargarse los festejos de Monserrat. Si un adulto comete una insensatez consciente de ello que se atenga a las consecuencias, pero no pretendamos cargar las tintas sobre la fiesta, cuando en la mayoría de las ocasiones las cogidas son por temeridad e imprudencia de sus participantes. Si él niño hubiera estado en el balcón de su casa, el toro no le embiste por muy grande que sea. Seamos responsables y ayudemos a la fiesta.