Desconozco la resolución de la leyes “y Dios me libre”. Pero si por decirle a alguien que “miente más que habla”, es motivo de querella, necesitaríamos cada cincuenta metros un juez para condenar a tantísimo infame. Los políticos y no precisamente los de pueblo se lo dicen a la cara un día sí y otro también, y nadie por ello ha ingresado en la prisión de Soto del Real. Los jueces andan saturados de faena, y no creo yo que estén por la labor de perder su valioso tiempo en disparates.
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