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miércoles, 17 de septiembre de 2008

RELIQUIAS DE EXTRAORDINARIA BELLEZA.

Quizá la reliquia más extraordinaria sobre el planeta sea un suspiro de San José, que se encuentra en una botella depositada por un supuesto ángel en una iglesia de Blois y conservada en el Sancta Santorum del Vaticano. Sin embargo, hay otra reliquia que supera lo imaginable. Se trata del Estornudo del Espíritu Santo, que se conservó durante siglos en una botella en la parroquia de San Frontino, hasta ser trasladada al interior de los muros vaticanos. En Murcia existe desde 1730 en la Catedral, la donación que hizo el arzobispo de Rávena: «la mayor reliquia que se puede tener en este mundo, que es un pelo Vultus Divini Jesuchristi». Se trata de un pelo de la barba de Cristo que competirá desde entonces con la máxima reliquia del momento, el Lignum Crucis -un trozo de la cruz- utilizado incluso como conjuratorio contra plagas y tempestades. Voy a empezar por la última de estas suntuosidades, el trozo de cruz vale que exista y se conserve, aunque a estas alturas y después de tantos siglos debe ser una inmensa bola de carcoma aunque supongo que le habrán dado alguna manita de barniz. Pero si sirve para hacer conjuros falta nos hace, para combatir las epidemias de diarreas y vómitos que nos azotan. En cuanto a lo del pelo de la barba de Jesucristo, si es cierto que es suyo es posible que aún ande por ahí, lo que no dicen si era castaño, negro o canoso. Pero en cuanto a lo del Estornudo del Espíritu Santo, a mí que no me digan, pero yo creo que eso es una marranada y un poco guarrete mantener en una botella un estornudo o sacudida que en el mejor de los casos iría acompañado de mocos. Y lo que ya es inexplicable y digno de un tebeo de Mortadelo y Filemón es haber si alguien me dice como se mantiene un suspiro o quejido de San José igualmente metido en una botella. La ciencia debería manifestarse al respecto y despejar esta incógnita. Yo también tengo otra reliquia y es un antiguo rosario de mi abuela, como me ofrezcan algo de pasta en una parroquia: “anda que voy a tardar en darle puerta”.

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