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viernes, 19 de diciembre de 2008

MALTRATO ESCOLAR

En tiempos del franquismo era normal y corriente que los niños en las escuelas sufrieran maltratos físicos por parte de sus maestros o tutores, quién de los que hoy anda alrededor de los cuarenta y cinco o cincuenta años no ha padecido en sus carnes el azote de su preceptor cascándole con una vara marcándoles las palmas de las manos o algunas otras partes del cuerpo, te ibas a casa calentito y nunca mejor dicho ya podías usar aquella expresión de “vete a reclamar al maestro armero: Yo por ejemplo recuerdo que aunque cayeran chuzos de punta, por las mañanas antes de entrar a clase nos formaban y nos hacían cantar el “Cara al sol”, en posición de firmes y más tiesos que un palo, y que don Antonio que así se llamaba la alhaja y que en Gloria esté no te viera pestañear porque de una bofetada o un varazo te sacaba de la fila. Hoy día sucede todo lo contrario, ya que los amenazados y vapuleados en muchas ocasiones son los maestros o profesores como se les dice ahora los que resultan agredidos por sus discípulos. Como dice un refrán “ni calvo ni tres pelucas”, ni había derecho al trato vejatorio tanto físico como psíquico que sufrían los colegiales en época de la dictadura, ni al libertinaje y a los malos modales de hoy día al cual se ven sometidos algunos tutores por parte de los niñatos. Pero a pesar de los pesares nada comparable ni inimaginable con las salvajadas y atrocidades que suceden en algunos colegios de esos mundos de Dios en pleno siglo XXI. Hace escasos días un joven profesor de una escuela de primaria de Egipto golpeaba a un niño de once años por no saberse la lección hasta matarlo. Este profesor de tan sólo veintitrés años el mal nacido hijo de Satanás le pegó al chiquillo hasta que perdió la conciencia, y el chavalín murió de una parada respiratoria. El malhechor ha sido detenido hasta que lo juzguen, pero al parecer la justicia lo hará simplemente imputándole el cargo de homicidio involuntario. Y tiempo atrás en otro país islámico ocurrió otro caso similar, en él que un maestro mató a palos a un joven por no aprenderse un versículo del Corán. Estoy de acuerdo en que cada civilización tenga sus raíces, costumbres y cultura, pero lo de estos incivilizados e hijos de perra no tiene perdón ni justifica ideología alguna. Deberían pudrirse en la cárcel ya que estos animales siguen empleando aquella táctica de que: “La letra con sangre entra”.

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