La tauromaquia no está atravesando el momento más brillante ni dulce de su historia, ya que cada vez son más las voces y los grupos que proliferan para que las corridas de toros sean abolidas. Aunque muchos antitaurinos piensen que la prohibición de los festejos taurinos puede ser cuestión de escasos años, y si bien es cierto y hay que reconocerlo que en algunas regiones la afición escasea, y que en algunos lugares has sido suspendidos hasta los toros de calle, tampoco es menos cierto y hay que recalcarlo que no ha sido un éxito de los no taurinos, sino por falta de afición, ya que adonde ha ocurrido estos hechos no cuentan con tradición taurina. No es por darle un disgusto a los detractores de la fiesta, pero me parece que los ojos de los que viven se les van a secar en las cuencas, y no van a ver en un futuro ni tan siquiera mediano él que se cepillen los toros. Al menos a las grandes ferias les queda toros para rato. A lo largo de la historia la llamada Fiesta Nacional por mucho que le pese a los que dicen llamarse “defensores de los animales” ha sufrido estos altibajos, no crean que esto es novedad ni un invento de ellos, pero a lo tonto a lo tonto el toreo tal y como se conoce ya lo contemplan más de cuatrocientos años. A pesar de la crisis, ya que somos la segunda región en España que mas ha crecido el paro el pasado mes de febrero. A pesar del descontento y malestar por gran parte de la sociedad ya que ven un futuro incierto. A pesar de las trabas y obstáculos impuestos por aquellos que pretenden cargarse un patrimonio “por muy sangriento que lo consideren”. Y a pesar del día tan ruin que ha hecho hoy en Valencia debido a la intensa lluvia. Las colas para comprar los abonos para la Feria taurina de Fallas daban la vuelta a la plaza de toros. El lleno para ver a José Tomás y Enrique Ponce entre otros grandes diestros está asegurado hasta la bandera. Lo siento por los opositores pero: ¡Va por ustedes señores!..
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