Escribir Por Afición es un blog personal en el que comento noticias, publico escritos o simplemente escribo sin más. ¡Espero que os guste!

martes, 6 de abril de 2010

TOROS QUE SE ESCAPARON POR LAS CALLES DE MADRID.

A lo largo de la historia muchos han sido los toros que se han escapado de plazas, o los que han pillado las de Villadiego cuando eran conducidos a los mataderos. Os voy a narrar unos cuantos casos de toros escapados, que por su singularidad dieron que hablar en el Madrid de otros tiempos.

El toro de la calle del Toro.

De los primeros toros escapados que se tienen noticias por las calles de Madrid se mezcla realidad con leyenda, y cuentan que fue un morlaco alanceado en unas fiestas reales por el propio don Rodrigo Díaz de Vivar, “el Cid”, junto a la Plaza de la Paja. Perece ser que la cabeza disecada del astado se colocó en una calleja próxima, y que cada día al anochecer, a la misma hora en que había muerto el toro, un potente mugido salía de la cabeza provocando el susto y estupor entre los transeúntes. Con el tiempo se supo que el autor de los “mugidos”, era un muchacho que hacía sonar un cuerno al otro lado de la pared, a través de un agujero. El caso es que dicha callejuela pasó a llamarse: calle del Toro.

Otro de los toros escapados por Madrid fue un 15 de junio de 1801cuando el cuarto toro de una corrida saltó el tendido de la Plaza que entonces estaba situada cerca de la Puerta de Alcalá, y colándose por la Puerta de Alcalá bajó el paseo del Prado, subió por la Carrera de San Jerónimo, siguió por la calle del Prado, calle del León, calle de Cervantes, Costanilla de las Monjas Trinitarias a la calle de los Desamparados y calle de Atocha para desembocar ya en el campo y dirigirse a Vallecas. Aquí poquito a poco, volvió a su querencia a orillas del Jarama, sin que ocurriera nada.

El Toro de la Gran Vía.

Sucedió el 23 de enero de 1928, sobre las 8 de la mañana cuando un toro que era llevado al matadero de Legazpi se escapó. Un toro grande y de poderosos pitones en compañía de una vaca enfiló por la Carretera de Extremadura, subió por el Puente de Segovia, entró en el Paseo de la Virgen del Puerto, ascendió luego por al cuesta de San Vicente y alcanzó la Plaza de España. Se cerraron comercios y portales, y hubieron muchos sustos, el toro siempre en compañía de la vaca pasó de la Plaza de España a la calle Leganitos, volteó allí gravemente a una mujer, y siguió rumbo por la Corredera Alta de San Pablo. Entraron los dos animales en el mercado arrasando cestas y alimentos, y se estacionaron en la esquina de la calle de la Palma. A las once de la mañana el toro entró en la Gran Vía, y casualmente paseaba en ese momento por la calle el matador de toros Diego Mazquiarán “Fortuna”. El diestro despojándose de su abrigo inició algunos lances, mientras que le traían del Casino Militar una espada. Viendo que con la espada era imposible acabar con el animal, encargó a un muchacho que fuera con su coche hasta su casa, en la calle de Valverde de donde le trajeron un estoque. Los quince minutos de espera los empleó el diestro en torear frente a la Gran Vía 13, con las aceras y balcones repletos de curiosos. Entre vítores y temores de los asistentes, el torero “Fortuna” entró a matar y lo hizo de media estocada. Levantaron al diestro en hombros y entró a formar parte de la historia de la Gran Vía de Madrid. Además el torero recibió la Cruz de la Beneficencia.

El toro de Atocha.

También corría el año 1928 cuando otro toro escapado llegó a la Glorieta de Atocha, causando un herido grave y varios leves. Como no había por allí ningún torero para lidiarlo, fue un guardia civil quien, persiguiéndole desde un taxi, le abatió de un tiro.

El toro de Antonio Sánchez.

Antonio Sánchez Tabernero torero y pintor, acudió a la Plaza de Tirso de Molina para lidiar un toro escapado. Lo siguió hasta la Plaza de la Cebada, y allí dio cuenta de él con sólo dos pases, estocada y descabello. La multitud allí congregada le entregó la oreja del toro y lo llevaron a hombros hasta la Plaza de Cascorro.

El toro de la Plaza de España.

En 1973, el matador Luis Segura tuvo la mala ocurrencia y desfachatez de soltar un toro desde un camión en la Plaza de España, fingiendo que se había escapado, para lidiarlo allí mismo y ganar notoriedad en los medios de comunicación. Lidió y mató al astado, pero se supo que todo fue un montaje publicitario y acabó en la cárcel. El delito de este torero, porque el acto que cometió fue un delito y como tal fue condenado, pudo haber ocasionado incidentes muy graves ya que hay que tener en cuenta que no estamos hablando de hace dos siglos, sino del Madrid de los años 70.

2 comentarios:

  1. Debio ser un gran espectaculo lo del toro de la Gran Via en 1928.

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  2. Espectáculo, y susto. Imagínate que vas tan tranquila por la calle, y al doblar una esquina te encuentres con un toro, o que te lo veas venir hacia a ti de cara.
    Saludos y gracias por tu comentario.

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