Joseph Ratzinger era donante de órganos y tras ser elegido Papa dejó de serlo. Vamos que se creerá él que porque sea el jefe de la Iglesia Católica y la mano derecha de Dios en la Tierra va a resucitar: ¡Tararí que te vi!... Puede donar tranquilamente hasta las orejas, que ya no sólo es que no va a resucitar sino que no se va a reencarnar ni en pepino. "Joder el colega como se guarda el pellejo".
ADIOS NOVIEMBRE
Hace 4 horas
Rafa tio,
ResponderEliminarqué vas a ir al infierno directamente y sin pasar por la casilla de salida.
Saludos amigo.
MENTALISTA como dicen en las películas de "assión" y que diría mi anciana madre: "En el infierno ya estoy". Cuídate.
ResponderEliminarNo soy sospechoso de defender a la iglesia catolica pero creo que en este caso puede haber motivos politicos y economicos importantes. Imaginad que muere...pueden volar los millones para hacerse con ese organo del Papa... a saber lo que podria pasar con ese organo.
ResponderEliminarUn saludo.
¿Sería un organo divino?
ResponderEliminarLA Feligresía pudiente se pegaría por el.
Saludos
Por mucho pasta que den por los órganos de un Papa y por muy divinos que sean, con la edad que tiene y los años que puede vivir todavía no servirían ni para transplantarlos a un conejo. Saludos.
ResponderEliminarEs lo que tiene el paso del tiempo y la muerte que no entiende de reyes, papas, obreros, jornaleros,ç
ResponderEliminarDe Jorge Manrique:
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.
Bonito poema, y así es. Menos mal que en ese sentido la Naturaleza si que es realmente sabia, y a la hora de colgar las alpargatas todos somos iguales y no se escapa ni Dios. Pobres, ricos y hasta el Papa todos cascan.
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