EL AMIGO ÍNTIMO.

El papel higiénico es algo muy serio y no hay que tomárselo a guasa ni a cachondeo. Antes de la invención del papel higiénico la gente utilizaba para sanearse el “culamen” diversos materiales como la lechuga, trapos, pieles, césped, hojas de coco o maíz y un largo etc. Hombre todo lo mencionado y como el “pota” debe estar lo más purificado posible lo veo bien, “pero lo de restregaser con una hoja de lechuga se te quita las ganas de comer ensalada para una temporada”. Por ejemplo los antiguos griegos se limpiaban el “culo” con trozos de arcilla y piedras; “bueno esto de las piedras hasta hace cuatro días los pastores de Cuenca también las usaban”, y los romanos se servían de esponjas amarradas a un palo y empapadas en agua salada, que esto del agua salada debía ser un suplicio ya que como tuvieras el “mojino escocido los lamentos se oirían en Almansa”, y los “inuit” antiguos esquimales de Siberia y Noreste de Asia tiraban mano para dejarse el ano pulcro del musgo en verano y la nieve en invierno. La realeza francesa empleaba para el “ojete” nada menos que encajes y sedas, aunque lo más usado para limpiarse el “pandero” por la clase obrera durante mucho tiempo fue la hoja de cáñamo. Los primeros en crear y usar papel higiénico fueron los chinos, quienes en el siglo II antes de Cristo ya diseñaron un papel cuyo uso principal era el aseo íntimo. Varios siglos después allá por el XVI, las hojas chinas de papel destacaban por su gran tamaño ya que tenían medio metro de ancho por noventa centímetros de alto: “con medio metro de ancho podrían limpiarse desde el rosco hasta los sobacos”. El estadounidense Joseph C. Gayetty fue el primero en comercializar el papel higiénico en 1857. El producto consistía en láminas de papel humedecido con con una extracción de planta aloe y se denominó “papel medicinal de Gayetty”, un auténtico lujo para los más hedonistas. En 1880 los hermanos Edward y Clarense Scott comienzan a comercializar el papel higiénico enrollado tal y como lo conocemos hoy. Una presentación en sociedad llena de obstáculos dado los muchos tabúes que rodeaban al nuevo producto. En aquella época se consideraba inmoral y pernicioso que el papel estuviera expuesto en las tiendas a la vista del publico en general. El papel higiénico ha dado juego y ha sido útil hasta en las guerras, En la Operación Tormenta del Desierto del Golfo el verde de los tanques estadounidenses contrastaba demasiado con las blancas arenas del desierto, y como no se contaba con el tiempo necesario para pintarlos, se optó por envolverlos con papel higiénico como método de camuflaje. En mi casa lo tenemos muy claro y aunque nos privemos de otras cosas desde hace ya unos años no falta en el retrete un rollo de papel higiénico, y después de mirar y remirar optamos por “Colhogar”, porque es suave, resistente y kilométrico. Un culo incólume es garantía de bienestar y buen gusto