Roma es la ciudad eterna, la ciudad de una civilización milenaria, una de las ciudades más sucias de Europa y también y como lo oyen, la ciudad del mundo que cuenta con mayor número de tullidos y lisiados. Roma cuenta con una población de casi 2.800.000 habitantes, y si sumamos su área metropolitana se nos clava en los 3.700.000. Pues bien, se ve que un porcentaje más que aceptable de romanos andan jodido de lo suyo. El que no renquea de las piernas, está fastidiado de la columna, y quien está bien de estas partes tiene un ojo mirando hacia Chinchilla y el otro divisa Zamora. Gente que ha visitado la ciudad afirma que la cantidad de sujetos baldados que se perciben por la calle es cosa fina, y sobre todo lo que más llama la atención son el incontable número de coches que muestran en el parabrisas una tarjeta de color naranja con él típico logotipo de la silla de ruedas, síntoma claro y evidente de que él conductor está imposibilitado. Como les decía al principio, se palpa en el ambiente de que puede ser la ciudad con más discapacitados físicos por metro cuadrado del planeta. Esto tiene sus ventajas, y en ocasiones y donde más se nota es a la hora de aparcar, ya que a más de uno en esos momentos le gustaría estar atrofiado para dejar el coche con mayor comodidad. Se comenta que hasta se mira con cierto recelo y envidia a los que llegan con su tarjeta identificativa de incapacitado. Pero como buenos latinos que son y ante las enormes dificultades que encuentran para aparcar, los romanos hacen uso de la picaresca, utilizando en ocasiones las tarjetas de un pariente o amigo invalido o quebrado para salir airoso del trance, siendo conscientes por supuesto de que infringen la ley. Se dan casos hasta utilizar las tarjetas de un difunto. Las autoridades ante la avalancha de impedidos realizó un estudio a 3.000 automovilistas, y como resultado 1.000 de ellos estaban más sanos que una pera y hacían uso del tarjetón. Pero aún y así los romanos se las traen. Lo que ya es gordo y no tiene número es que el año pasado pillaron al Jefe de la policía municipal de Roma haciendo uso de dicha tarjeta. Por supuesto fue expedientado y perdió el cargo, pero es que él sujeto tuvo la brillante idea de utilizar la tarjeta de su suegra de 86 años. Igual muchos de ellos descienden todavía de aquellos gladiadores que en cruentos combates se dejaban el pellejo en el Coliseo; de ahí la explicación de tanto mutilado. Teniendo el Vaticano cerca y con más de 9.000 curas, digo yo que podían salir en peregrinación a ver si con cuatro responsos y embadurnando con aceite sagrado el cuerpo de los lisiados se producía algún milagro. Estaría bueno que alguno de ellos saliera del coche y emprendiera una carrera que superara la marca del jamaicano Usain Bolt; actualmente el atleta más rápido del mundo.
EL HOTEL DE LOS LÍOS
Hace 5 horas
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