COMENTARIO DEL DÍA.

La pasada Nochevieja en Almendralejo (Badajoz), y poco antes de las campanadas tres HIJOS DE PUTA, y con mayúsculas para que resalte, torturaron vil y canallescamente a un pobre gato  al parecer callejero, colocándole un petardo en la boca. El animal del intenso dolor fue a chocar contra un coche, pero aún y así el pobre gato no murió, y tuvo que ser sacrificado para evitarle más agonía y sufrimiento. Estoy harto pero muy harto, por no decir una expresión más fea, que salvajismos de esta índole me vengan con las milongas y pamplinas de que se trata de un simple comportamiento incívico, y que lo que hay que hacer es educar a la gente, y una “mierda”: Ya está bien de gilipolleces. El que es un HIJO DE LA GRAN PUTA, y sigo con mayúsculas  lo es lo eduquen como lo eduquen, y es un puerco y un salvaje a los catorce  años, a los sesenta y hasta que se mueren. Yo estas cucarachas las aplastaba, o les cortaba las manos como hacen en muchos países árabes; y si con estas lindezas que suelto me colocan a la altura de estos gusanos, me da absolutamente lo mismo, y si por esto también se me considera otro hijo de puta como ellos; “también me la pela”, pero los que me seguís hace tiempo ya sabéis lo que pienso sobre casos como estos, y como me dan ganas de vomitar no me corto para decirlo, porque así lo siento. A estos tres pedazos de mierda, me da exactamente lo mismo que sean niñatos de quince años o que tengan cuarenta, suponiendo que los pillen dirán que iban bebidos, y como mucho les caerá una pequeña sanción; o dirán lo mojigatos defensores de esta mugre que su escasa educación, su bajo nivel cultura, y su mísera escala social les conduce a que acometan fechorías de tan terrible índole, porque tal y como está la justicia, y lo débil y ñoña que se ha vuelto la propia sociedad, otros delitos incluso mucho más graves quedan impunes. Testigos presenciales aseguran como he dicho al principio que eran tres sujetos, y que después de torturar al pobre animal salieron corriendo. La asociación de defensa de los animales RECAL ya ha presentado una denuncia, pero aunque los cacen, la cosa quedará en nada. O sí; quizás la próxima vez, el petardo se lo meten en la boca, a un bebé o a un anciano. (Pero en fin, lo fundamental es que sigamos educando a la gente; que educando a esta escoria a la vuelta de unos años desparecerán todo tipo de delitos).