DOBLE VARA DE MEDIR.

Los Defensores del Menor de las comunidades autónomas de Madrid y Extremadura “y seguro que alguna más se sumará”, van a pedir que se amplíe la edad de correr encierros a los 18 años. Matizan que aunque la legislación actual permite hacerlo a los 16, aconsejan a los jóvenes de que no lo hagan, ya que en muchas ocasiones por su corta edad no son conscientes del peligro que corren. (Estoy de acuerdo en cuanto al consejo, pero no en cuanto a la edad y más adelante explico el por qué). Yo tengo un hijo con 16 años y a pesar de que en la familia nos gustan los festejos taurinos, debo reconocer y lo confieso que no me gustaría que mi hijo corriera delante de un toro ni ahora ni a los 30 años ya que sé el peligro que conlleva: como es lógico luego él hará lo que le venga en gana. Pero como contrapunto de como nos gustan aplicar o desaplicar leyes “sean o no acertadas”, y según quién nos gobierna y tiene potestad para llevarlas a cabo; algunas de ellas levantan tal revuelo que ni los propios juristas se aclaran. El anteproyecto de la nueva ley del aborto va a permitir que las jóvenes con 16 años puedan abortar durante las 14 primeras semanas de gestación (incluso sin la aprobación de los padres). Sé que más de uno va a pensar que soy un gilipollas, y dirá qué tendrán que ver los toros con los embarazos, y que mezclo churras con merinas y bla, bla bla (pero yo a lo mío). Si a los 16 años es un peligro correr un encierro, también es un riesgo provocar un aborto. Ahora el listo de turno dirá que correr encierros no es necesario. Practicar el sexo a los 16 pensando que ancha es Castilla con el amiguete, el novio o el primo de Navalcarnero tampoco creo yo que sea preciso. Si esta nueva ley dice que a los 16 años una joven es lo suficiente mujer para tomar la decisión de abortar, también lo es un chaval para correr toros. No me quieran vender la moto y me digan que a los 16 o 17 años es poco menos que un delito participar en festejos taurinos, y con la misma edad la ley ampare que se pueda fornicar como monos y luego aborto. Sea para correr toros o jugar al “teto”, hagamos leyes justas y no pantomimas que perjudiquen a unos y beneficien a otros. Desde hace unos años el mundo de los toros para cuatro cacahueros que se las dan de progresistas representa un escollo, todo son poner trabas, y somos unos apestados que nos quieren quitar de en medio y no saben como.