Roban dos campanas de una pedanía de Burgos y no se entera ni Dios. Los ladrones jugaron con la baza de que el lugar está deshabitado, ya que solo hay dos casas ocupadas y parece ser que están alejadas. Pero ojo que las campanas pesan cada una más de cien kilos y tuvieron que bajarlas del campanario. Necesitarían como mínimo una grúa, un camión para llevárselas y media docena de tíos forzudos. Así que tenemos al concejal del pueblo de Arlanzón al cual pertenece dicha pedanía hecho polvo ya que el hombre no se lo explica, al cura consternado y el patrón del pueblo que podía haber sido testigo clave le pilla el suceso en Formentera veraneando. Este es el panorama tan desolador que podemos encontrarnos si visitamos Villamórico.
VIEJOS
Hace 4 horas
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