La Huerta valenciana prácticamente ha desaparecido, y aparte de lo que supone haberla perdido, su destrucción está influyendo negativamente en el clima de la capital del Turia. Las altas edificaciones, junto a las industrias y al recalentón del asfalto impiden la entrada de la brisa del mar. Lo que favorece que suban las temperaturas y los veranos sean más cálidos. Vamos que cuando se carguen las cuatro matas de tomates y arranquen los tres campos de cebolla que quedan, como que nos va a dar lo mismo que sople el levante, y cuando el que arrecia es el poniente no hay quien asome el hocico por una ventana.
UNA TARDE EN EL CIRCO
Hace 7 minutos
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