NUNCA CAMBIARÁN.

Nunca cambiarán. A cada uno lo paren de una forma y no se le puede pedir peras al olmo, pero al menos él que sigue fiel a sus principios y tiene la valentía de reconocerlo es digno de admirar, aunque uno no comparta sus ideales.

Pero estos que siguen escondiéndose tras una careta y añorando el pasado no son de fiar. Quieren dar una imagen diferente, pero les puede más el ego, y les resulta muy difícil adaptarse a épocas democráticas y de libertad. Ahora eso sí: con toda las razón del mundo se hacen llamar “conservadores, la raíz que no se pierda”.

Pero lo que más fastidia es que si les dices (Fachas) se les irrita hasta el colon. Y si les nombras por otra palabrita más fea, se te tiran a los ojos como cuando a un gato se le acorrala. Como habrán adivinado me estoy refiriendo al PP, y suelto este rollete porque una vez más dan muestra sistemáticamente de su atroz insolencia.

En este caso nos trasladamos a tierra aragonesas, donde el PP ha impedido la retirada de la medalla de oro a Franco que le fue concedida por la ciudad maña de Calatayud en el año 1951. Han alegado que no quieren “reabrir heridas, ellos si que merecen que les abran una piqueta en la chola”. Las abstenciones de siete de los nueve concejales de la formación conservadora, y dos de los cuatro del PAR (Partido Aragonés) han imposibilitado quitar los honores que la ciudad aragonesa concedió al dictador. (Que Dios los conserve muchos años).