Aunque estés podrido de dinero si
no quieres que nadie te robe adminístratelo tú mismo. No dejes tu patrimonio en
manos de regente alguno, porque por muy honesto que sea acabará estafándote.
Las malas compañías no son
aconsejables, pero no llevando a la práctica las malas acciones, hasta de las
triquiñuelas de los maliciosos se aprende.
De joven tenía muchas
inquietudes, hasta que las lombrices dejaron de hacer acto de presencia. Ahora
me sigo mostrando inquieto cuando veo la cara de lombriz que me presentan
algunos sujetos.
El cura le dijo a mí padre en la
pila bautismal que por qué no me bautizaban con el nombre de Jesús; y mi padre
muy socarrón le dijo al cura que tenía que llamarme o Jesucristo o Rafael: el
cura lo miró con muy mala leche y como es
obvio me quedé con Rafael.
He conocido a gente en el trabajo
que cuando se han jubilado han llorado de pena. Yo cuando me prejubile también
lloraré pero de alegría. El amor al trabajo queda muy bonito redactado en la
antigua filosofía comunista soviética. Yo trabajo por necesidad, y me esfuerzo
por hacerlo lo mejor posible, pero amor no le tengo. Otra cuestión muy distinta
sería “amor en el trabajo”.
Estoy volviendo a la niñez. Me
gusta jugar con mis pelotas, antes de que me haga más viejo y se me olvide
hasta de que las tengo.
Si el perro fuera un ser racional
dejaría de ser el amigo más fiel del hombre, ya que todo a aquel que está
sometido a un amo o dueño carece de libertad, y el perro por principios y derechos
debería revelarse.
Aunque aceptemos a regañadientes
que nos digan las verdades, en el fondo nos duele. Ello demuestra esa dosis de
autócrata que todos llevamos dentro.
Hay dos tipos de idiotas: el
aprendiz de idiota, y el idiota consumado. Al primero no le cuesta mucho
obtener el título, pero el segundo ya necesita mucho más tiempo practicando el
idiotismo para alcanzar dicho graduado.
Me preocupo por asuntos que no
tienen importancia ni trascendencia; en cambio de otros que debería prestarles
más atención no lo hago y dejo que sigan su curso. A lo mejor he pasado
directamente de aprendiz de idiota a idiota consumado y no me haya percatado
del detalle.
Toda pareja sentimental alguna
que otra vez discuten, es algo natural y humano; y quienes no lo hacen es
porque uno de los dos ejerce su autoridad sobre el otro.
Hay costumbres tan arraigadas a
nosotros que perdurarán para siempre. El
primero que se le ocurrió morirse sentó tal cátedra que todos los vivos
llegaremos a ser muertos.
El teléfono móvil es la nueva
droga del mundo de la comunicación. Mucha gente está tan enganchada a estos
aparatos de tal forma, que van a acabar sufriendo serios trastornos
psicológicos.
Muchas noches pienso que no me
importaría lo más mínimo no volver a ver el amanecer de un nuevo día. Pero el
insomnio que es el amigo más fiel que tengo, no está dispuesto a quebrantar esa
valiosa armonía que nos une desde hace tanto tiempo.
Las malas costumbres cuestan
mucho de erradicar, y las buenas me aburren.