En La Toba pequeño municipio de la provincia de Guadalajara de tan solo 117 habitantes, el consistorio ha decidido cortar con el vandalismo callejero de una forma muy peculiar: “No hablar con la boca llena”, “Devolver los objetos perdidos”, “No morderse las uñas”, ni hurgarse en la nariz u orejas”. “No explotar granos o tocarse las heridas en presencia de otros. Bueno ya más bien no catalogaría esto como actos vandálicos, sino que creo que se trata de malos modales y formas por lo tanto es un problema educativo. Estas son unas cuantas de las 42 disposiciones adicionales que se han añadido a la ordenanza municipal de La Toba, aunque yo agregaría otras como por ejemplo no magrearse los “genitales” ni el “mojino”. Yo he presenciado en el Parc Central a gente corriendo, pararse a mitad de carrera, espatarrarse y liarse a manosearse los testículos, hacer un pequeño quiebro con la cintura para colocarse el paquete en su sitio, y a continuación seguir corriendo como la cosa más natural del mundo. Por supuesto estas normativas de La Toba no se trata de ningún decreto ley, ni implican a que se cumplan a rajatabla ya que como ha explicado el alcalde del municipio Julián Atienza, de Izquierda Unida se trata de un plan de promoción de hábitos de cortesía y de valores y habilidades sociales, y que sólo será aplicable a los menores de edad y siempre y cuando ellos quieran. Vamos más o menos lo que yo decía al principio que es cuestión educativo y no de vandalismo. El vandalismo viene ahora, ya que como bien apuntó el señor alcalde si un menor comete un delito como destrozar una papelera, una farola, o un banco... y esto si que son actos de gamberrismo el joven puede optar por pagar una multa económica como en cualquier municipio, o realizar un examen tipo test con las 42 disposiciones adicionales y así se le conmuta la sanción económica aprendiendo unos valores que muchas veces se olvidan porque no todo acaba en dinero. De momento según el señor Atienza ningún vecino se ha enfrentado a la nueva normativa. Aunque claro la pregunta que habría que formularse es que si en este pequeño pueblo como otros muchos de la geografía española lo habitarán jóvenes que quebranten estas normas, ya que lo mismo no viven ni zagales ni zagalas, y el mozalbete más bien “arrascaete” y “plantao” del lugar ya ronda los setenta años.