Según los historiadores la
Batalla de Stalingrado ha sido la más sangrienta de la humanidad de todos los
tiempos. Yo he leído mucho al respecto, pero no os preocupéis que a estas
alturas no voy a hablaros de la Segunda Guerra Mundial, sino que simplemente
quiero aportar un poco de historia, y como dijo el sabio de Julio Anguita, cuando
mataron a su hijo en Bagdad, “Malditas sean las guerras y los canallas que las
apoyan”. La Batalla de Stalingrado se produjo durante la Segunda Guerra
Mundial, en la antigua Unión Soviética, entre el Ejército Rojo de la Unión
Soviética y las fuerzas alemanas nazis la llamada (Wehrmacht) La encarnizada
Batalla por el control de la ciudad, donde los ejércitos lucharon casa por casa
comenzó el 23 de agosto de 1942 y terminó el 2 de febrero de 1943. Por su duración y crueldad más que una
batalla, pudo considerarse todo una guerra. Fueron 200 días de auténtico
infierno: los nazis las bautizaron como la “guerra de las ratas”. Se estima que
las bajas fueron de más de dos millones de personas, muertas entre soldados de ambos bandos
y civiles. La Batalla de Stalingrado marcó un antes y un después en la Segunda
Guerra Mundial, ya que con el triunfo del Ejército Rojo, la Alemania nazi
sufrió un duro revés, y a partir de entonces comenzó un declive que finalmente
le llevó a claudicar y a rendirse ante las fuerzas aliadas que lucharon contra
el fascismo, y el reinado del mal del canalla de Hitler. Con esta derrota de
Alemania, los nazis perdieron todo su poderío militar en Europa, ya que gracias
a la bravura y a los huevos que le echó el Ejército Rojo, los alemanes
terminaron en la puta mierda. Antes de la terrible Batalla de Stalingrado los
nazis ya habían invadido la Unión Soviética en 1941; y el asesino de Hitler y
sus generales, pensaron que adueñarse de la URSS sería pan comido, cuando la
antigua Unión Soviética en su casa no ha perdido nunca una guerra. Todos los
imperios que lo han intentado en los crudos inviernos rusos, la han cascado.
Los rusos después de mucho sufrimiento y pérdidas de vidas humanas, les
hicieron un cerco a los nazis en los alrededores de Stalingrado, y más de
250.000 soldados quedaron atrapados. Con la llegada del invierno ruso, la
Batalla se volvió cada más más feroz y cruenta y los soldados tuvieron que
luchar soportando temperaturas de 20 bajo cero. Cuentan los expertos y gente
que lo vivió de primera mano, que la Batalla fue tan violenta y atroz, que como
los muertos todos los días se contaban por miles, y la higiene era tan escasa;
las enfermedades, contagios y virus no tardaron en hacer acto de presencia, y
cuando moría un soldado, otro ejército en este caso de piojos, salía de las
mangas y perneras del muerto en busca de otro cuerpo caliente. En la Batalla de Stalingrado el grito de
guerra de los rusos fue ¡Ni un paso atrás! Ya que los nazis antes de llegar a
Stalingrado otras muchas ciudades y pueblos los habían arrasado por completo.
No es para nada de extrañar que cuando finalizara la guerra, las potencias
aliadas y triunfadoras: URSS, Gran Bretaña Y Estados Unidos decidieran unos
años después levantar el Muro de Berlín, como castigo y vergüenza de una
Alemania fascista que aterrorizó y machacó a medio mundo, en el peor conflicto
bélico en el que la humanidad se ha visto envuelto. Bien es cierto que los más
interesados en construir y mantener el Muro de Berlín o el “Muro de la
Vergüenza” eran los rusos; por su régimen comunista, intereses y su maltrecha economía, pero es que a los
rusos les tocaron mucho los cojones. Sé
que con esto se me va a criticar, pero los que me conocéis de un tiempo ya sabéis como soy, y que digo lo
que realmente pienso. Yo hubiese mantenido el Muro de Berlín al menos otros
veinte años más. No se tiene cifras exactas de las víctimas que dejó la Segunda
Guerra Mundial, ya que es muy difícil de calcular, pero según estudios que se
han ido dando a través del tiempo se calcula que fueron entre 55 y 60 millones
de personas los que perdieron la vida. Stalin para quitar hierro al asuntó
reconoció unos ocho millones de rusos muertos, pero fuentes apuntan a más de 26
millones los muertos rusos. Y ojo al dato que de esos 26 millones, soldados
fueron entre ocho y nueve millones. El resto de víctimas fueron civiles, que hablamos de muchos millones de civiles asesinados. Por
eso digo lo del Muro, ya que todavía se portaron demasiado bien. Si el Ejército
Rojo no derrota a los nazis en Stalingrado, quien sabe si a estas alturas, no
seguíamos todos hablando alemán. Ahora en Europa se libra otra guerra, esta
económica, y como no; los alemanes la siguen encomendando y siendo
protagonistas, ya que la que corta el bacalao es la Merkel.
LA PROMESA
Hace 9 horas