El que no se avergüenza de nada no es un sinvergüenza, aunque
tampoco dispone de vergüenza a raudales.
A los niños desde pequeños hay que formarlos para que hagan
el bien, que muchos de mayores ya se forman
ellos para hacer el mal.
La sociedad está tan corrompida que haces una obra de
caridad, y el mismo a quien auxilias te roba la cartera.
Aplicar la Ley del talión es una salvajada, y permitir que
los culpables queden impunes cuando la justicia erra, es una aberración.
Se puede llegar a perdonar al enemigo, pero no olvides nunca
ni su cara ni su nombre; porque seguro que él te tiene siempre presente.
Antes, frente a las adversidades me crecía y les plantaba
cara, ahora con la edad me he vuelto más débil y si puedo las esquivo.
Tuve un vecino tan pamplinero
que decía que él no encontraba diferencias entre un japonés y un negro;
cuando una cosa es no ser racista y la otra es ser idiota. Yo le contesté, que
tampoco encontraba diferencias entre un gorrión y una lata de berberechos.
En esta vida, podemos repetir las mismas situaciones decenas
de veces, pero hay dos que no se vuelven a dar jamás: nacer y morirse.
Para ser político existen dos factores fundamentales, tener
labia y no ruborizarse; que se entienda o no se entienda de política es
secundario.
Hace unos años me operé de los ojos para no usar gafas,
y salvo muchas “excepciones” quede muy
bien: Ayer ponía en un periódico Se necesitan encofradores para Noruega, y yo
leí; “Se necesitan estafadores para Noruega”.
Quien recibe muchos palos de la vida acaba tullido.
El más débil con buenos sentimientos siempre será el más
fuerte.
Vivir en cualquier sociedad siempre ha sido bastante
complejo: si piensas y te comportas como el resto siempre hay alguien que te
tilda de aborregado; y si vas contracorriente corres el riesgo de que te den de
lado.
Lo bueno de hacerse viejo, es que mejor o peor sabes que lo
has vivido; lo malo es que a partir de cierta edad como decía mi suegro, ya se
vive de prestado.
El idiota es una persona poco inteligente, o que molesta con
lo que dice y hace. Yo puedo ser idiota, pero como todo se valora según el
escalafón que se ostenta; yo tengo la fortuna de que mi grado de idiotez es más elevado que el
de otros idiotas: Esto se traduce que al tener galones puedo hacer callar a
otros idiotas.
Depura de vez en cuando tu conciencia y quítate pesos de
encima, sino llegará el día que no podrás levantarte.
Si el ojo que tenemos donde la espalda pierde su nombre
pudiera otear, nuestro radio de visión sería prácticamente perfecto; solo nos
superaría en vista los camaleones y los sapos.
Si una persona sin motivos, deja de dirigirte la palabra: o
es un papanatas, o un zopenco o un pazguato; o las tres cosas a la vez: y como
diría el mago Anthony Blake: “no le des más vueltas”.
FELIZ AÑO 2059.