MIS FRASES SENTENCIAS Y OTRAS OCURRENCIAS.

El día del juicio final dejaré de ser gavilán. Ya consta en acta notarial que me cortaré las uñas de los pies.

No sé cómo pasará la gente los días en el cielo, pero a mí desde luego como me hagan trabajar no tardaré mucho en poner pies en polvorosa.    

Por regla general suelo ser discreto, pero si me tiran mucho de la lengua rajo más que la navaja de un melonero.

No he visto a nadie que le hable a un animal de usted; señal evidente que se genera antes confianza con cualquier animal por fiero que sea, que con muchas personas que no merecen trato alguno. 

Cuando miro el culo de una mujer bonita me echo unas risas, y cuando veo unas buenas tetas me echo dos.

Desde que perdí la costumbre de hablar solo, mi vida se ha vuelto más monótona y aburrida. Cuando lo hacía solía discutir con frecuencia con la gente y siempre acababan dándome la razón.

Después de meditarlo concienzudamente he llegado a la conclusión de que algún día me moriré, cosa que hasta entonces dudaba muy seriamente.

Si no alcanzo la gloria espero que una Gloria me alcance a mí. 

Las palabras que ofenden duelen; aún y así yo las prefiero antes que una paliza.  

Todas las generaciones tienen sus inquietudes. La mía era la del palote tieso a la espera de que cayese alguna breva.   

No soy para nada materialista; teniendo para vivir holgadamente y derrochar lo que me venga en ganas, el resto lo encuentro innecesario.

Con políticos leales y honrados, cualquier sistema de gobierno podría resultar productivo para el pueblo.

Por la edad ya solo me fijo en mujeres maduras, pero si alguna más joven quiera que sea su tutor, no tendría inconveniente en ponerla al día.

Hay tanta prensa escrita al servicio del poder, que de tan ruines que son, hasta limpiarte el culo con sus periódicos resultan nocivos para la salud.

A pesar de arder en los infiernos, los demonios son mucho más alegres y simpáticos que los santos. No he visto nunca jamás que presenten a un santo riéndose, en cambio con Lucifer y sus allegados ocurre todo lo contrario.

Cuando veo mi sombra no me gusto ya que no se ajusta a mi personalidad. Yo tengo mucho más trapío y presencia.

Si las lenguas tuvieran hueso muchos antes de balbucear sus primeras palabras morían atragantados.

No me quejo de cómo me ha tratado la vida hasta ahora: señal de que conmigo no está a disgusto.