DE FUERA VENDRÁ QUIEN DE CASA TE ECHARÁ.

Desde hace años se sustituye en los colegios de nuestro país la carne de cerdo por otras carnes, o por dietas vegetarianas para los musulmanes que lo soliciten. Pues bien, ahora algunos musulmanes han renunciado a las becas del comedor que se le asignan a sus hijos por no disponer de menú “halal”, “estos que se creen que están en el hotel Ritz, o quizás las rehúsan porque les sobra el dinero” El ritual “halal”, exige que los animales sean sacrificados por un musulmán, y consiste en cortarle al animal las arterias principales para que muera desangrado, pero nunca se le saja la espina dorsal, y así dicen que la carne resulta mucho más nutritiva y sabrosa. Estos no saben con la alegría que nosotros sacrificamos a los animales en el matadero. De los cerdos como nos gusta hasta los andares, se le toca el pasodoble “Paquito el Chocolatero”, a los pavos les bailamos una sardana antes de darles matarile, y a los conejos en Semana Santa se les canta una saeta, y yo cuando voy a buscar caracoles les recito un poema de Federico García Lorca, y las carnes nos resultan la mar de exquisitas. O sea que se les otorgan ayudas y prestaciones que a los “cristianos de aquí el Gobierno las deniega” y ellos las rechazan por ideologías religiosas. Las desprecian; pero a su vez,  cada vez exigen más derechos y privilegios: Lo que tienen que hacer las autoridades con esas becas de comedor que ellos rehúsan, dárselas a otras familias más necesitadas, que no sean tan remilgadas ni pongan tantas trabas de por medio con tanta adoración a cultos, ni dioses ni chorradas de esas. Porque me parece a mí, que ya se están pasando de la raya y tocando mucho los cojones. Si no se amoldan a nuestras costumbres y tradiciones; “Ancha es Castilla”, o hablando en plata que pillen los bártulos y se marchen a su país. Está bien que se respete su cultura y creencias, ya que cada civilización tiene la suya, pero otra cosa muy distinta es imponer sus normas y avasallar todo lo que les venga en gana. A ver si resulta, que ahora somos nosotros los que nos tenemos que adaptar a sus credos y religión. Cualquier día nos van a obligar a que nos sepamos de carrerilla el Corán o que cumplamos con el Ramadán. Yo si entro en una mezquita me obligan a descalzarme, y en cambio a ellos hasta les molesta que se celebren las fiestas de “Moros y Cristianos”, porque cuentan la milonga de que atenta contra su dignidad. Pues lo dicho; que se vayan a su tierra, y aquí paz y después gloria. Esto que digo yo, lo piensa mucha gente, pero para que no les digan racistas y xenófobos se lo callan. Pero como yo ya estoy de vuelta de todo, no me callo ni una, y pienso y digo lo que me da la gana, y casco lo que otros no se atreven; faltaría más a estas alturas. Como dice el viejo refrán: "De fuera vendrá quien de casa te echará". Y como vayamos tragando, echar no creo que nos echen, pero jodernos nos joderán todo lo que puedan. Si me llaman racista me importa tres pepinos, por llamarme me han llamado hasta guapo.