Imagen tomada de Internet.
Hay gente que con esto del confinamiento por culpa del jodido
coronavirus ya se le va un poquito la pinza. Yo de momento lo llevo bastante
bien, relajado y tranquilito. Por ejemplo el tonto del vecino del segundo piso
justo al lado mío, ya que los balcones apenas los separa medio metro, a este ya
se le va la olla. El tío sale al balcón con unas mancuernas y se lía con los ejercicios. Igual lo hace para
intimidarme, porque como mide más de 1,80 y pesa 120 kilos, querrá acojonarme.
Y yo como no estoy por la labor me pillo una bombona de butano, me tumbo en el
suelo del balcón bocarriba y hago trescientas flexiones, así que creo que el
que lo ha acojonado soy yo. Aunque tengo que decir que me parece que me he
provocado una hernia inguinal, porque los mondongos me duelen bastante, pero
como hernia ya tengo una, no le hago mucho caso. A las 20:00 horas como debe
ser, salgo al balcón a aplaudir y me tiro hasta las 00:45 aplaudiendo, y otro
vecino más tonto que el primero, en este
caso de la finca de enfrente ya me ha amenazado dos veces con avisar a la
policía. Por cierto hablando de policía; el otro día fui por tabaco y como hay
que ir bien protegidos para no contagiarse, me puse un pasamontañas y unos
guantes de encofrador, y justo en una esquina antes de llegar al estanco me
para una patrulla de la Policía Nacional, y me dicen que con esa pinta que
parecía que iba a atracar Mercadona no podía ir por la calle. Uno de los
policías hace el ademán de sacar la porra, y yo ante el temor de que me fueran
a meter candela, hago como que me da un vahído, me apoyo en la pared y me lio a
temblar las piernas. Al verme en este estado, el otro policía sale corriendo y
gritando: ¡¡¡agua necesito agua, hay una urgencia!!! Y en esto que sale la
estanquera con una jarra de agua llena
hasta la corcha. El policía le agarra la jarra, llega hasta mí y me la tira
sobre el pasamontañas, lo cual rápidamente me recompuse y la cosa quedó en
nada. Tras echarnos unas risas, los policías muy amablemente me saludaron, se
subieron en el coche y se marcharon. La limpieza que es clave para que no entre
el jodido bicho, la llevo a rajatabla y me ducho cuatro veces al día. El
ejercicio también es fundamental y para no quedarme atrofiado, juego todos los
días una partida de ping-pong, pero como juego yo solo, y tengo que ir
corriendo de una parte de la mesa a la otra para no perder el tanto acabo
bastante fatigado. Hace un par de semanas cuando empezó todo el berenjenal,
compré dieciocho paquetes súper grandes de papel higiénico, en cada paquete
catorce rollos “sacar cuentas”. Así que con tanto papel, me ha dado por escribir
poesía. Mi mujer dice que esa poesía que escribo es una caca, pero como al fin
y al cabo, el papel es para el caca yo no me desánimo y sigo escribiendo. La
parienta me ha encargado como tarea, coger la ropa del tendedero, y lo hago muy
a gusto porque me lo paso pipa. Cuando he cogido la ropa, agarro un puñado de
pinzas con la mano, las tiro y caen a una terraza; me escondo rápidamente y
espero acontecimientos. Una loca histérica perdida se lía a dar voces, y como
no sabe de dónde es, yo agazapado me meo de la risa. Las noticias para no
ponerme nervioso ni deprimirme no las veo, y después de cenar como relax me
pongo unas películas. Anoche vi: Drácula “pero la primera la buena” la de
Christopher Lee, Psicosis y El resplandor. Me acuesto muy tarde sobre las 03:30
de la madrugada y antes de irme al tumbo pico alguna cosilla. Anoche me hinqué
cuatro torrijas y dos vasos de gazpacho, y no sé porque será pero últimamente
no hago bien la digestión, así que me tengo que dejar en la mesilla de noche
una botella de agua de dos litros y el bote de sal de frutas. Y como mañana es
sábado día la Virgen, y antes que me caiga la “gota fría”, oiré misa por la
radio que en una cadena se tiran casi tres horas. Además aunque sea
radiofónicamente, como el cura tiene potestad de dar la hostia consagrada, yo
me como una galleta de Oreo y quedó en paz con Cristo. Y para comer tendré
paella que a la mujer le sale muy buena. Si con quince días que llevamos ya hay
gente medio trastornada, como esto se alargue, la mitad acaban cogiendo moscas.
Yo como ya no tengo que trabajar, y estoy muy cuerdo, aunque tenga que estar
confinado hasta el día San Roque aquí que me las den todas. Lo único que siento
de estar encerrado, son esos veinte minutitos
de parrafada que pasaba en el parque, hablando con el hermano tomillo y
el hermano romero como decía San Antonio de Padua.
I
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