MIS FRASES SENTENCIAS Y OTRAS OCURRENCIAS.

Ganar mucho dinero no tiene mérito; el mérito radica en saber administrar el que se tiene.

Muchos confunden la libertad con el libertinaje; comportamiento típico de sujetos incultos y zopencos.

Ser intransigente en algunas facetas de la vida nos convierte en dictadores; pero a veces las circunstancias imperan, y la única alternativa que nos dejan, es ser dictador.

Hay políticos que retratados de perfil por la policía resultarían de lo más fotogénicos.

El hombre mujeriego es muy prudente y comedido. Sobre todo cuando llega a su casa a altas horas de la madrugada lo hace de puntillas y con la máxima discreción posible.

El sexo duro no es ninguna aberración sexual. Mientras más tiempo  permanezca duro más se saborea las mieles del triunfo. Cuando el maestro pierde su firmeza, se acabó la corrida, y a veces ante la brevedad de la faena, la “respetable asistente” muestra su disconformidad con pitos y abucheos.

En los restaurantes es donde más se nota la clase de gente. Yo cuando veo comer a los de traje y corbata, con la cursilería que manejan el cuchillo y tenedor, es con la clase de gente que más me rio.

A los políticos con carácter y todoterreno se les llama animales políticos. Con las fieras que se hallan pasando hambre, que pena que a estos animales no les echen políticos.

Hay que trabajar para subsistir. Si alguien trabajara por mí para que yo subsistiera le estaría eternamente agradecido.

Hay patronos que dicen que ellos están para pensar, y el operario para trabajar, que para eso les paga. Estos miserables tienen suerte de que muchos trabajadores piensan por ellos, sino se iban a pique, ya que muchos jefes piensan mal y a destiempo.

No doy nunca un paso si pedirle permiso al otro pie. La falta de coordinación en los movimientos provoca accidentes.   

Ventosearse públicamente es una falta de respeto;  y si te ventoseas más de una vez, las faltan son dos.

El romanticismo nunca pasará de moda. Yo estoy haciendo un cursillo intensivo para no perder puntada, y ya me he aprendido esta frase: “Don Juan, don Juan, hoy la puntita nada más; mañana me metes más”.

Todo es cuestión de caracteres. Me avergüenzo de mis malas acciones, pero siempre las repito para no  perder la costumbre.

Cada vez tardo más en vestirme, ahora con los problemas de la espalda mientras me coloco la faja me cuesta lo mío, pero como me salga plan y urja desvestirme, la faja me dura en los riñones lo que dura un suspiro.  

Creo que pronto necesitaré ayuda psicológica, sólo pido que sea doctora para contarle mis sueños eróticos, y de paso según su criterio como gran facultativo, que me aconseje si antes del acto amoroso dejo la faja debajo de la cama, o en  el tronco perchero.