COMENTARIO DEL DÍA.

Hola amigos, ya estoy otra vez de vuelta. Después de haber estado trabajando en la campaña turronera de Alicante, la empresa ya ha cerrado las puertas hasta el año que viene. Han sido unos días intensos y de bastante curro, pero como le dije al dueño que me pagara en dinero negro, me ha merecido la pena. En la empresa elaborando turrón éramos más de ciento cincuenta personas, y hay que joderse: De la tierra; excepto tres alicantinos, otros dos de Alcoy, uno bizco y el otro que le faltaban tres dedos de la mano derecha, una empaquetadora de Fuengirola muy gorda y que me miraba mucho y se reía, y el guardia de seguridad; maricón por cierto y de Marbella, el resto de personal eran chinos y negros. Bueno había también cuatro o cinco filipinos, y un holandés sordo. Tengo que decir, eso sí; que excepto yo, que quise cobrar ilegal, todos los demás estaban en orden.  En la fábrica que está muy cerca de Jijona, hemos hecho turrón del blando, del duro, crujiente y de todo tipo de sabores. Los dueños de la empresa eran un matrimonio de carcamales; él con una barriga que metía miedo, y con el puro en la boca, se pasaba todos los días por las amplias naves dando órdenes. Y ella la mujer, una carpanta de mucho cuidado, que a pesar de sus años, me enteré de que mantenía relaciones sexuales con un ciego que vendía cupones en la puerta de la fábrica. Como no me gustaban como jefes ni un pelo, me dije:- a estos los jodo yo- Todos las tardes después del curro me metía tres tabletas de turrón en la mochila, así que les he estado mangando “que se jodan”. Se lo comenté a mi amigo el cura, y como él es más listo que el hambre estamos haciendo un negocio redondo. Hemos llenado la sacristía de turrón, y se lo vendemos a las beatas a un módico precio, así que como el turrón lo robé, el negocio es redondo. Solo regalamos las tabletas de turrón, a las beatas que tienen buenas tetas y buen culo. A partir de mañana voy a estar otra vez un poco liado, así que os iré visitando la semana que viene. Como todo no es de color de rosa, esta tarde me he llevado un disgusto.  Le dije a un vecino que me cuidara los pavos durante mi ausencia por tierras alicantinas, y el pedazo de perro del vecino se ve que les echaba muy poco de comer, y a los dos pavos más hermosos que tengo; Anselmo y Agustín me los he encontrado esta tarde raquíticos perdidos.