Imagen tomada de Internet.
Desde 1776 que se crearon los Estados Unidos solo durante
veintiún años no se han visto involucrados en ninguna guerra; ello pone de
manifiesto que el imperio yanqui lo que
ha pretendido siempre es dominar el mundo económica y políticamente. La mayor
obsesión de los norteamericanos es tener
la geopolítica universal a sus pies. Cualquier excusa es buena para atacar un
país, creando muerte y destrucción, pero eso poco les importa porque lo que
prima es enriquecerse a cualquier precio. Con salvapatrias y salvamundos como
estos, el mundo siempre estará en vilo. Y así se manifestó en su día el general
Smedley Butler, el único militar estadounidense de alto rango que se atrevió a denunciar a su
país. Desde entonces nadie ha hecho unas declaraciones tan contundentes y
precisas.
Smedley Darlington Butler, fue Mayor General del Cuerpo de
Marines de los Estados Unidos; el capitán más joven y el militar más
condecorado de la historia de los Estados Unidos. Obtuvo dos medallas de Honor
del Congreso la condecoración más alta de Estados Unidos, la medalla Brevet,
otras dos medallas al Servicio Distinguido y la Orden de la Estrella Negra.
Participó en un sinfín de batallas y guerras; como en la Guerra
hispano-estadounidense, la Guerra filipino-estadounidense, las Guerras
Bananeras, la Primera Guerra Mundial, y otros muchos conflictos de primer
orden. Y hasta su muerte en 1940 a los 58 años de edad, fue el oficial más
querido y popular entre las tropas.
Después de retirarse del Cuerpo de Marines en 1935 escribió el discurso
“War is a racket” en español “La Guerra es un Latrocinio”, o “La Guerra es una
estafa”, donde denuncia el uso de las fuerzas armadas de los Estados Unidos
para el beneficio de Wall Street. En su libro detalla como los Estados Unidos
intervienen militarmente en Latinoamérica para beneficiar a las grandes
compañías norteamericanas. Y en unos de sus textos más demoledores dice lo
siguiente.
“Nos ha ido bastante
bien con Luisiana, Florida, Texas, Hawai y California y el Tío Sam puede
tragarse a México y Centroamérica, con Cuba y las islas de las Indias
Occidentales como postres y sin intoxicarse".
“He servido durante 30
años y cuatro meses en las unidades más combativas de las Fuerzas Armadas
estadounidenses: en la Infantería de Marina. Tengo el sentimiento de haber
actuado durante todo ese tiempo de bandido altamente calificado al servicio de
las grandes empresas de Wall Street y sus banqueros. En una palabra, he sido un
pandillero al servicio del capitalismo. De tal manera, en 1914 afirmé la
seguridad de los intereses petroleros en México, Tampico en particular.
Contribuí a transformar a Cuba en un país donde la gente del National City Bank
podía birlar tranquilamente los beneficios. Participé en la "limpieza"
de Nicaragua, de 1902 a 1912, por cuenta de la firma bancaria internacional
Brown Brothers Harriman. En 1916, por cuenta de los grandes azucareros
norteamericanos, aporté a la República Dominicana la "civilización".
En 1923 "enderecé" los asuntos en Honduras en interés de las
compañías fruteras norteamericanas. En 1927, en China, afiancé los intereses de
la Standard Oil. Fui premiado con honores, medallas y ascensos. Pero cuando
miro hacia atrás considero que podría haber dado algunas sugerencias a Al
Capone. Él, como gángster, operó en tres distritos de una ciudad. Yo, como
Marine, operé en tres continentes. El problema es que cuando el dólar americano
gana apenas el seis por ciento, aquí se ponen impacientes y van al extranjero
para ganarse el ciento por ciento. La bandera sigue al dólar y los soldados
siguen a la bandera”.
(No sé cómo a este hombre no le quitaron todas las medallas y
condecoraciones y no lo encerraron en una cárcel de máxima seguridad, será por
aquello de que los norteamericanos son muy democráticos y hay libertad de
expresión, o al menos presumen de ello, porque desde luego como pone este
general de finos a los gobernantes de su país no lo ha hecho nadie. O quizás
porque el Gobierno de entonces, era muy consciente de que este militar decía la
pura verdad).
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