Imagen tomada de Internet.
El Batallón Sagrado de Tebas aunque (sagrado) no sé por qué:
que tendrá que ver aquí lo sagrado con la homosexualidad fue un cuerpo de élite de homosexuales del
ejército griego creado en el siglo IV a.c formado por hombres valientes de
aquella sociedad: eran entrenados duramente y seleccionados entre muchos por
las tropas tebanas, para convertirlos en audaces guerreros. Su principal misión
en tiempos de paz era proteger la ciudadela de Cadmea, y en tiempos de guerra
servían como avanzadilla del ejército. Fueron creados por el comandante tebano
Górgidas quien decidió crear el famoso Batallón Sagrado de Tebas. Pero este
ejército tenía la particularidad de que todos los soldados eran homosexuales y
con pareja. Esta unidad la formaban 300 hombres (150 parejas) a los que
sometían a un duro entrenamiento y donde cada miembro recibía una formación
específica: uno de ellos era el llamado “Heniochoi”, (o conductor) mientras el
otro era el “Paraibatai” (compañero). Esto nos demuestra que en la antigua
Grecia, además de no estar mal visto la homosexualidad hasta tenían ciertos
privilegios, y en la antigua Roma ocurrió lo mismo donde el amor entre personas
del mismo sexo estuvo permitido. El Batallón Sagrado de Tebas estuvo en activo
durante 33 años, (mucho tiempo para lo que solían durar entonces los
ejércitos). Combatieron en numerosas batallas y defendiendo la ciudadela de
Cadmea. Si uno de la pareja moría el otro lo vengaba ferozmente, aunque también
perdiera la vida en combate. El final del Batallón de Tebas llegó con Filippo
II y su hijo Alejandro, más conocido más tarde mundialmente por Alejandro Magno
o Alejandro el Grande, que dicho sea de paso y según algunos historiadores
aunque se casó con varias princesas era homosexual. El ejército de Alejandro y
su padre eran más poderoso y mucho mejor preparados y cuentan que los 300
componentes del Batallón de Tebas murieron en la batalla de Queronea luchando
al frente de las tropas macedonias. Aunque según Plutarco historiador, filósofo
y biógrafo griego en combate murieron alrededor 250, y el resto quedaron
heridos y hechos prisioneros. Plutarco también llegó a escribir que el padre de
Alejandro Magno Filippo II dijo de ellos: “Perezca el quien sospeche que estos
varones o sufrieron o hicieran algo inapropiadamente”. (Esto hoy en día es
obvio que por muchas razones sería inaceptable hasta entre los propios
homosexuales. Con lo dividida que está la sociedad seguro que se alzarían voces
para criticar este episodio de la historia. Y razones no les faltaría porque
aquí en realidad lo que queda demostrado es que ensalzaban la homosexualidad
como triunfo del machismo. La homosexualidad es una tendencia sexual más y
punto: y no hay porqué ni enardecerlo ni censurarlo).
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