COMENTARIO DEL DÍA.

Soy un enamorado empedernido de las plantas y tengo un rincón en casa dedicado a la jardinería, que me llena de orgullo y satisfacción cada vez que me adentro en mí pequeño vergel y observo las maravillas de macetas que tengo. Cuando estoy decaído me entrego a ellas en cuerpo y alma y son mi tabla de salvación. Esto ya me viene de familia desde que mi tatarabuelo coreano Bon Hwa que ya os hablé de él, cultivaba en su pueblo natal Kiekuito “El Ginseng Panax”, una planta que cuando alcanzaba los dos metros de altura, la machacaba, la hervía, le echaba medio kilo de azúcar, se la hincaba y se ponía como una moto: así llegó; que con setenta y dos años le pegaba un puñetazo a una pared que la tumbaba. Cuando me casé, que hace ya tantos años que ni me acuerdo, mi mujer también se aficionó a esto de la floricultura, tomó cartas en el asunto y desde entonces nos pasamos varias horas al día cuidando y mimando nuestro pequeño parterre, que aunque pequeño para nosotros es un inmenso tesoro. Esta preciosidad que os presento de la foto es nuestra preferida, y la reina indiscutible de la casa.