FOTOS DE CHELVA. (VALENCIA).

 Cuando llegué hacer la foto, la iglesia estaba un poco desnivelada, y los albañiles plomada en mano la estaban enderezando. 

 En esta foto ya la habían puesto un poco más derecha; que por cierto en esta iglesia fue invitado a una boda Charles Bronson cuando se encontraba en pleno rodaje de "Chato el Apache".

Al final de esta calle en la casa del fondo se la pegaba Doña Inés a Don Juan con un carnicero del pueblo. Este Don Juan que tan chulito era y presumía que no había mujer que se resistiera; "pues toma jódete. 

En ese pequeño balcón que se ve con la persiana verde, estando asomado el embajador belga que había venido para solucionar unos problemillas, se cayó a la calle y se hizo unos rasguños, pero nada de importancia. Pero tuvo la desgracia de que en ese momento pasó el niño más malo del pueblo, agarró una estaca y le partió las dos piernas. Al no tener los papeles en regla el embajador, ningún hospital valenciano quiso atenderlo. Solo se presto a ayudarlo una clínica veterinaria de Segorbe, así que el embajador se tuvo que ir a Bélgica con las dos piernas rotas. 

En esta otra foto, aunque parezca mentira por esa estrechez de la cuesta de arriba, suben los autobuses de la línea de Ademuz. Pero eso sí; la empresa no gana para coches nuevos, porque cuando salen de ese paso son un amasijo de hierros. A los viajeros que van dentro, los tiran al suelo y los amarran con unas correas, y aún y así, raro es el día que no hay algún muerto.  

 En estas  escaleras se rodaron escenas de la película el "Cid", y Sophia Loren las subió y bajo 52 veces, porque al director ninguna toma la parecía buena. 

A ese pozo se arrojaron de alegría dos primos hermanos de Franco, al enterarse de que el primo había ganado la guerra. El propio Franco con garrucha y cuerda en mano, sacó llorando amargamente  los dos fiambres. 

Y en esta última foto en el rótulo que figura arriba se trata de una parafarmacia que venden los condones más grandes del mundo. Los compradores que no los encuentran por otro sitio tienen que venir aquí a parar. Los clientes más frecuentes como no podía ser de otra forma son mozambiqueños y seleganeses.