Un activista inglés por los derechos de los animales, ha sido condenado a 10 años de cárcel por colocar tres bombas en edificios de la Universidad de Oxford. Afortunadamente sólo una de la bombas llegó a explotar y no hubo que lamentar víctimas, aunque los daños materiales se calcula en unos 17.000 euros. El imbécil colocó las bombas en un acto de protesta contra la decisión de la Universidad de construir un laboratorio de investigación animal. Se puede ser activista y persona; pero este gilipollas es activista terrorista y animal.
Feliz Navidad
Hace 17 horas
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