BREVE PERO INTENSO.

El gorila le escupió en la cara, pero aún y así, el hombre sacó de su bolsillo un plátano y muy amablemente se lo dio al gorila. El gorila se lo comió, pero de nuevo el desagradecido mono gigante comenzó a escupirle en la cara y a reírse a carcajadas de él. El hombre ya se enfadó, cogió una piedra del parque, se la lanzó al gorila a la cabeza, y le abrió una gran brecha. El gorila sangrando, rompió los barrotes de la jaula; el hombre al verlo que iba a por él salió corriendo, y el gorila detrás de él para destrozarlo. El guardia de zoo, que vio lo que ocurría se tiró la escopeta a la cara, para cargarse al mono gigante, pero su mala puntería hizo que el disparo alcanzara de lleno al hombre en el pecho, reventándole el tórax. El guardia se escondió para que no lo viera nadie, y el gorila se acercó al inerte cuerpo que estaba hecho totalmente una mierda, le guiñó un ojo al guardia, que estaba escondido detrás de un árbol, comenzó a reírse de nuevo a carcajadas, y se marchó de nuevo a su jaula. A las tres horas todos los habitantes de la ciudad; cantaban, bailaban y reían alrededor del muerto, al enterarse de que se trataba de un sicario que había sido contratado para cargarse al alcalde del pueblo. Un viejo y baboso comunista, que había otorgado viviendas gratis a varios vecinos, a cambio de favores personales. Cuando la gente se cansó de cantar, bailar, y reír delante del fiambre lo envolvieron en unos cartones; hicieron  un paquete gigante, y lo enviaron a Valdepeñas de donde el malvado sicario era originario.  (Estoy desde las cinco de la mañana pensando cómo enfocar este relato, pero me siento muy satisfecho por la maravilla que he creado). (No he colocado ni foto, para que os centréis únicamente en el relato). "Por favor si alguien quiere copiarme esta joya de la literatura, creo que como mínimo debería pedirme permiso".