Que todos tenemos que colgar las
alpargatas no cabe duda ni discusión alguna, y en este mundo todos
cascamos, aquí ni ricos ni pobres se quedan para criar rábanos.
Sólo faltaba eso, que los ricos no estirasen la pata y se muriesen
siempre los mismos, que por supuesto les tocaría a los pobres. Pero
hay formas y formas de morir, y algunas resultan de tan mala suerte y
ridículas que dan hasta risa. Muchos son los personajes unos más
conocidos que otros que se han muerto por infortunios de la vida, o
simplemente por hacer el ganso. Veamos unos ejemplos:
El primero y quizás uno de los
casos más llamativos fue el de Félix Faure, sexto presidente de la
III República Francesa que el menda era más caliente que la plancha
de un sastre. La muerte le sobrevino el 16 de febrero de 1899, a la
edad de 58 años cuando estaba fornicando con Marguerite Steinheil a
la que recibió en el famosa “Salón azul del Palacio del Elíseo”
(sede de la Presidencia de la República Francesa). El motivo de
cascarla fue debido a un ataque cardiovascular que padeció en el
momento en que su amante le estaba practicando una felación, según
relataron las crónicas de la época. Otro de los personajes que tuvo
una muerte pintoresca fue Luis III de Francia Occidental. Accedió al
trono siendo muy joven, y tres años después con sólo 17 años
falleció cuando se golpeó la cabeza contra el dintel de una puerta;
pero es que el muy borrego pretendió traspasar la puerta montado a
caballo, del que cayó al suelo por perseguir a una joven a la que
pretendía cepillarse. Julien Carette famoso actor francés de
mediados del siglo XIX murió cuando se le prendieron las ropas. Se
quedó dormido con un cigarro y ardió como una tea. Adolfo Federico
de Suecia falleció en 1771 a los 61 años por ser un tragaldabas
consumado ya que el muy borrico en un banquete se atiborró de
langosta, caviar, sopa de repollo, ciervo ahumado, chucrunt champaña
y su postre preferido un relleno de mazapán y leche que el tío
animal repitió catorce veces. No pudo hacer la digestión y adiós
muy buenas. El austriaco Hans Steininger murió por tener la barba
muy larga. Le media casi un metro y medio, y un día del año 1567
hubo un incendio en su ciudad, y huyendo del fuego se le olvidó de
enrollar la barba, perdió el equilibrio cayó al suelo y se rompió
el cuello. El noble y astrónomo danés Tycho Brahe era un personaje
más bien raro. Tenía un enano como bufón al que sentaba bajo la
mesa durante la cena, “lo que no se sabe es con que intención”.
Pero se cuenta que Tycho murió por aguantarse las ganas de mear
durante un banquete, ya que el 1601 estaba mal visto en aquella época
entre los nobles abandonar el banquete para ir al baño. Como se
estaba meando vivo y no evacuó pilló una infección en la vejiga
que le llevó a la muerte. Allan Pinkerton famoso por crear la
agencia de detectives que llevaba su nombre, murió de una infección
después de morderse la lengua cuando se resbaló en la calle. El
famoso destilador de whisky Jack Daniel quiso abrir su caja fuerte
pero no se asordaba de la combinación, se enfureció pataleó la
caja y se lastimó el dedo gordo del pie, que terminó en una
infección y la palmó. Según la leyenda el místico ruso Grigori
Rasputin no había forma de que lo finiquitasen. Cuentan que fue
primero envenenado con cianuro suficiente para matar a diez hombres
pero no le afectó. Le dispararon por la espalda con un revolver,
pero tampoco murió; le volvieron a disparar tres veces más y “pa
tú tía”, así que lo molieron a palos y lo tiraron a las aguas
heladas del río Neva. Y el dramaturgo Tennessee Williams murió en
1983 cuando borracho como una cuba se ahogó al tragarse el tapón de
una botella.
El tal Félix si que murió feliz ja ja ja.
ResponderEliminarBuenísima y divertida publicación espero que esas almas al leer tu publicación estén carcajeando a mandíbula batiente!!!
Abrazos Rafa!!!
Me has hecho reír con ganas, Rafa.
ResponderEliminarQuisiera saber de dónde sacás todos esos datos.
Como dicen ustedes, la mayoría murió por gilipollas y desenfrenados.
Estoy de acuerdo con Aristos, respecto a la feliz muerte de Félix.
Un abrazo
Un blog muy interesante y divetido.He disfrutado mucho, prometo volver...
ResponderEliminarLa muerte es un plato que degustaremos todos, si se pudiera remediar tú lo has dicho Rafa, nos moriríamos nosotros )ricachones no) pero hay que joderse (perdón por la expresión)
ResponderEliminarHay muertes tontísimas, aunque mejor eso que una lenta agonía.
Hoy estoy en poemas de vero y más... hay un post graciosillo.
Besos
Que post más resalao, aunque te ha faltado poner como murió Genarín, pero para eso tienes que venirte por León y prometemos contarte la historia.
ResponderEliminarQue post más resalao.
Un abrazote utópico, Irma.-
Todos ellos dignos de un premio Darwin, como aquellos 6 que murieron (uno detrás de otro) intentando rescatar a una gallina que se había caído a un pozo.
ResponderEliminarBesos
Menos mal que no solo moremos los pobres también los ricos, que lo malo también sea para ellos.
ResponderEliminarUn beso.
Reír para no llorar por la muerte de tanto noble, ricachón y demás que en la mayor parte de los casos no controlaban el vicio.
ResponderEliminarFeliz fin de semana:)
Muy variadas formas jaja, un abrazo!
ResponderEliminarLa mejor manera de morirse es de un ataque fulminante al corazón y si puede ser follando mejor que mejor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si es que la gente no sabe ni morirse como Dios manda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un poco de música para acompañar el artículo.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=JC55_uUcWQM
Def Con Dos Pánico A Una Muerte Ridícula letra
Electrocutarse al cambiar una bombilla.
Suicidarse sin mirar la Primitiva.
Ahogarse en la piscina de un barco.
Desnucarse en la bañera fornicando.
Castigo divino a la zoofilia.
Pasión que aplasta una roca asesina.
Todos se ríen porque adivinan
qué hacía el difunto con una gallina.
Onanismo casero desbocado
en la cocina del lord diputado.
Bolsa de plástico en la cabeza
y en el muslo las ligas de la asistenta.
Carne festiva en la casa de fieras.
Nubes negras que anuncian tormenta.
Miras al cielo muy estirado
y te cae en a tí el único rayo.
Pánico.
Pánico a una muerte ridícula.
La novia morada se convulsiona
en el día del banquete de su boda.
En su garganta un gran langostino.
La asfixia produce sonoros gemidos.
Cornisas que sepultan a toda una familia
cuando entran a ver una película de risa.
Peatones inocentes que son el objetivo
de desesperados que se lanzan al vacío.
Divertidas fiestas de moros y cristianos.
Lanzas, espadas y lluvia de petardos.
La pólvora no siempre explota donde debe.
Disfrazados de paje hay muchos que mueren.
Electrocutarse al cambiar una bombilla.
Suicidarse sin mirar la Primitiva.
Ahogarse en la piscina de un barco.
Desnucarse en la bañera fornicando.
Pánico.
Pánico a una muerte ridícula.
Palmarla a lo tonto es degradante:
se ríe hasta el Juez que levanta el cadáver.
Muecas y bromas en el velatorio
y luego un entierro bochornoso.
Nacer, crecer y reproducirse
para luego al morir ser motivo de chiste.
Si ves la sombra de la guadaña
arréglate un poco y pon buena cara.
Electrocutarse al cambiar una bombilla.
Suicidarse sin mirar la Primitiva.
Ahogarse en la piscina de un barco.
Desnucarse en la bañera fornicando.
Pánico.
Pánico a una muerte ridícula.
Bueno, hasta la muerte tiene su lado gracioso ... para los vivos !!
ResponderEliminarEstá visto que no hay que tomarse la vida en serio, no vamos a vivir para contarlo.
ResponderEliminarEL SOL SALE PARA TODOS Y LA LLUVIA TAMBIEN!!!
ResponderEliminarBesos amigo Rafa
Pues sí, menos mal que todos tenemos que morir, porque si sólo muriésemos los pobres, mataríamos a los ricos y esto sería una guerra por la supervivencia. De poder elegir mi muerte, la quiero sin grandes cosas, dormidita en mi cama después de una noche de pasión, eso sí.
ResponderEliminarBesicos.
Que buena selección, me he reído con ganas Rafa, te pasaste! Un abrazo!
ResponderEliminarVivir para esto Rafa, vivir para esto. Al Rasputín, que cabrón, tuvieron que matarlo varias veces. Buena entrada, bien documentada.
ResponderEliminarSaludos
No se por qué pero me he quedado con la muerte de Allan Pinkerton que murió al tropezarse y morderse la lengua, resulta absurda esa muerte hoy en día pero en esa época no tanto, las infecciones eran mortales.
ResponderEliminarUna historia que me ha hecho reir y disfrutarla. Gracias
Un abrazo
Mira que hay tontos en el mundo. Rafa.
ResponderEliminar¡Qué cosas, tú!
Mira Rafa, eso de morirse cuanto más tarde, mejor.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Sorprendente y cómico!
ResponderEliminarMe has hecho reir a pesar de lo tétrico que fueron cada caso. El aporte de Metalum es imperdible...
Señor, me gustó mucho su blog! Si me permite, regresaré.
Saludos.
jajaja¡ que bueno
ResponderEliminarMe he divertido de lo lindo con tragaldabas y folla....es
Bss
Cuando puedas, pásate por mi blog. Gracias y un saludo.
ResponderEliminarNuevamente tus comentários logran sacar sonrisas a mi mal humor.
ResponderEliminarAbrazos
jajajaaj pero bueno qué manera tan genial de contar las cosas jajaa me ecantó, feliz domingo besos desde mi brillo del mar
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