Hola
colegas: Ahora que ya ha pasado, os puedo decir que el exorcismo lo
llevé a cabo en Barcelona, pero eso sí; no os puedo dar más señas
por reservas hacia el clero y privacidad del cura. Además no sé el
cura endemoniado en que condiciones quedará, lo mismo ya no puede
impartir más hostias. Con la exactitud de un reloj suizo acudí a mi
cita, y en la puerta de la iglesia me esperaba un cura, que el hombre
algo nervioso me hizo pasar dentro y me dirigió hasta la sacristía.
Allí había otra media docena de curas rezando el rosario, y si él
que me recibió se mostraba nervioso, estos se meneaban como si
tuviesen el baile de San Vito. Uno de ellos el que hacía de
jefecillo me dijo que entrase, pero que tuviese cuidado que el
endemoniado cada vez se mostraba más violento. Este cura tenía un
tic nervioso en el cuello, y lo meneaba hacia la izquierda, cuando la
puerta de donde se encontraba el bicho estaba a la derecha, así que
para ir abriendo boca me dieron ganas de pegarle a este dos puñetazos
en los occipitales pero me contuve y mantuve la calma. Me dieron la
llave de la puerta ya que la habían cerrado, por si el pirado salia
y se pasaba por la piedra a todos los que allí se encontraban. Abrí
el cerrojo y con la pierna le di a la puerta para que abriese de par
en par. Sólo con el humillo que salía de dentro, y los desagravios
que se oían del loco, los curas tiraron el rosario y en menos de
diez segundos los jodidos se perdieron. Yo como es lógico ya iba
preparado y llevaba el cuchillo jamonero en la espalda metido en la
correa, y el la mano izquierda un garrote de dimensiones
considerables. En aquél habitáculo hacía un frío de cojones, y
una neblina envolvía todo el espacio. El cura endemoniado estaba de
pie en un pequeño altar empelota picada, manoseandose aquella
bestialidad que le colgaba entre las piernas que ni un caballo
percherón la tiene tan grande, y de un salto dando media vuelta de
campana como si se tratase del propio Chuck Norris se plantó en
medio de la habitación diciéndome con voz ronca y riéndose: -mira
lo que tengo aquí- mientras se la sacudía con las dos manos, y yo
le dije: -y yo mira lo que tengo para ti.”peaso de cabrón”.
Saqué el cuchillo con la mano derecha de la espalda me tiré a él
como un endemoniado yo también, y de un solo tajo certero le amputé el miembro, que cayó al suelo y hasta sonó de lo grande que era. El
pájaro se hurgaba con las manos, y yo le dije: -Sí busca busca que
mira dónde lo tienes- Pero lo asombroso que después de cortárselo
aquél inmenso boniato, seguía moviéndose como cuando a una
lajartija se le corta la cola, así que con la maceta que la llevaba
colgada en el cinto como los encofradores le metí cuatro o cinco
martillazos con fuerza, y aquello ya dejó de respirar, ya que lo
deje totalmente machacado. El cura comenzó a dar vueltas por la
habitación , le salia espuma por la boca, y gritaba ¡macamadona,
macamadoma! Que eran los últimos rescoldos de mala leche que le
quedaban al diablo. Yo hasta que no comprendí lo que decía,
entendía Mercadona, y me dije a mí mismo: -sí tú estás ahora
mismo como para comprar dos barras de pan. En unos de estos griteríos
y correrías del cura por la sacristía, se me acercó, y cuando lo
tuve a un metro de mí aproximadamente le solté un palo en la frente
con el garrote que aquello sonó como cuando cascas un coco, y el
cura cayó al suelo fulminado. Acabado mi trabajo, ya que el cura se
quedó sin polla y sin diablo, salí de allí, y busqué al resto de
curas que salieron huyendo y estaban escondidos entre los bancos de
la iglesia. Les dije que misión cumplida, y que ahora lo que tenían
que hacer era avisar a emergencias al 112, ya que no tenía claro si
el cura volvería a dar la misa. Mañana os visito, porque ahora
estoy preparando la factura con mis honorarios para pasársela al
arzobispado. Lo que ya no tango claro es si cobraré.
EL CAPITÁN BLOOD
Hace 16 horas